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Suite francesa

Autor del artículo: Javier Noriega

A comienzos del verano, en la última sesión del Taller de Lectura de la Asociación Sociocultural Ateneo, se propuso la lectura de dos libros durante el periodo de vacaciones. Se eligieron por votación Réquiem por un campesino español, de R. J. SÉNDER y Suite francesa, de I. NÉMIROVSKY. En este artículo daremos cuenta de este último.

La autora: Irène Némirovsky

IRENE-NEMIROVSKY

I. Némirovsky Fuente de la foto: http://www.illibraio.it/autori/irene-nemirovsky/

Nacida en Kiev en 1903 en una familia de banqueros, I. NÉMIROVSKY fue educada por preceptores franceses en la lengua y la cultura de moda entre la alta burguesía de la Rusia zarista de finales del s. XIX. La Revolución bolchevique de 1917 obligó a su familia a huir de Rusia estableciéndose en París donde la familia continuó con sus negocios de banca. Licenciada en la universidad de La Sorbona, comenzó una carrera literaria que le relacionó con la élite cultural del París de entreguerras y que le valió el reconocimiento como escritora así como la publicación de sus obras por una de las grandes editoriales de la época.

Judía y casada con un banquero judío, plenamente integrada  y reconocida por la élite cultural, el gobierno le niega la nacionalidad francesa en una actitud claramente antisemita y, aunque convertida al catolicismo en 1939, es detenida en 1942, deportada a Auschwitz y asesinada en la cámara de gas.

La obra: Suite francesa

Suite francesa relata la huída de parte de la población de París tras la toma de la ciudad por las tropas nazi

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Portada de Suite Francesa

El libro, inacabado y publicado en 2004, recibió ese mismo año el premio Renaudot (caso único para un libro póstumo) y es sin haberlo sospechado la autora una profecía autocumplida, la primera parte de lo que iba a ser su trágico destino.

Irène Némirovsky fue detenida junto a su marido y deportada a Auschwitz donde un mes después será gaseada

Suite francesa relata la huída de buena parte de la población de París tras la toma de la ciudad por las tropas nazis, como fue el caso de la propia novelista; ella y su familia (sus dos hijas Denise y Elisabeth así como su marido) se refugiaron en Issy-l’Évêque, al sur de París, en vista de la hostilidad de los alemanes hacia la población judía. En la casa en la que vivieron en ese pueblo fueron alojados durante varios meses (del mismo modo que se relata en la novela) suboficiales alemanes que, a su partida, dejaron una nota a la familia en la que reconocen el buen trato recibido y la honestidad de la familia de  I. NÉMIROVSKY. Allí serán detenidos ella y su marido en 1942 por gendarmes del gobierno colaboracionista francés y deportados a Auschwitz donde un mes después será gaseada. Sus dos hijas, escondidas por la familia donde se alojan, se salvan del destino de sus padres, así como una pequeña maleta con ropa limpia y un cuaderno de tapas de piel que es el manuscrito inacabado de esta novela y que Denise –su hija mayor- guardará celosamente hasta que muchos años más tarde transcriba y publique.

La hija mayor mayor guardará el manuscrito inacabado de su madre hasta que muchos años más tarde transcriba y publique.

Suite francesa comienza en el mes de junio de 1940 en un París bombardeado por los alemanes. En la primera parte, titulada “Tempestad en Junio”, miles de familias huyen en coche, a pie, en bici hacia el sur de París. El relato de I. NÉMIROVSKY disecciona con precisión de cirujano las circunstancias que se suceden en el camino: con qué artimañas y falta de escrúpulos conseguir agua, comida, alojamiento o gasolina. Finalmente, parte de esa “tropa” se instala en una aldea –escenario principal de la novela- cuyos habitantes se muestran indiferentes a las tribulaciones de los parisinos.

La autora se muestra en la novela infinitamente más humana, comprensiva y caritativa con los invasores que lo fueron éstos con ella.

La segunda parte –“Dolce”- comienza con el regreso de los desplazados a París. En ese momento son fuerzas invasoras alemanas las que se instalan durante una larga etapa en la aldea en cada una de cuyas casas se alojan uno o varios alemanes. Y es aquí donde este fresco magnífico y poderoso adquiere una angustia sin igual para nosotros que conocemos cual fue el destino final de: el relato del idilio entre un oficial alemán y una joven francesa en casa de quien se aloja. Es particularmente ilustrativa esta frase: “y la resonancia de aquellas palabras, de aquellos gestos que demostraban que el alemán no era un monstruo sediento de sangre, sino un soldado como los suyos, rompió el hielo entre el pueblo y el enemigo, entre el campesino y el invasor” (pg. 134). La autora, que pudo comprobar con posterioridad en carne propia que el alemán sí se comportó como un monstruo, se muestra en la novela infinitamente más humana, comprensiva y caritativa con los invasores que lo fueron éstos con ella.

El texto es sorprendente y sigue día a día el éxodo y la ocupación de Francia. La guerra está descrita desde dentro, lejos del frente y de las trincheras, y carece de héroes. Los esbozos de resistencia o de colaboración carecen de brillo y, finalmente, lo cotidiano, lo banal se halla levemente alterado por algún cañonazo.

Particularmente perturbadora es la “Correspondenciaen la que se reproducen las cartas que van relatando la angustia de I. NÉMIROVSK

Particularmente perturbadora es la “Correspondencia– incluida en los Apéndices del libro – en la que se reproducen las cartas que van relatando la angustia de I. NÉMIROVSKY y de sus amistades y familiares ante el círculo que imparable e inexorablemente se cierra sobre ella y su familia y que acabará con las dos últimas cartas, escritas a lápiz y de cualquier manera y entregadas a algún compatriota para que las haga llegar desde el centro de internamiento desde donde será deportada a Auschwitz. Por ellas podemos imaginarnos de primera mano la angustia y el terror de los millones de deportados que de la noche a la mañana fueron detenidos, concentrados, hacinados como ganado en trenes y deportados a miles de kilómetros para ser asesinados la mayor parte de ellos.

Javier Noriega

15 pensamientos en “Suite francesa

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