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Micromachismos

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Cartel de fiesta motos

Alfonso Espinosa de los Monteros

Hace unas semanas un amigo me enviaba esta captura de un cartel que promocionaba la fiesta del primer aniversario de una asociación motera que se celebraría en nuestro municipio el fin de semana siguiente. Me sorprendió observar como para ilustrar el cartel se había elegido la imagen de una exuberante mujer con el pecho al aire montada a lomos de una motocicleta estilo chopper.

¿Qué tipo de conexión existe entre la imagen cosificada e híper sexualizada de la mujer y un encuentro de motos? Yo pasé por el encuentro y vi a los y las participantes, y no encontré ninguna mujer con el pecho descubierto conduciendo una moto. Ni nada que se le pareciese, créanme.

Más allá de la anécdota me preocupa que en el cartel figurase el logo del Ayuntamiento de Laguna de Duero como colaborador. El machismo es una de las injusticias más arraigadas en nuestra sociedad y precisamente por ello, es absolutamente imprescindible la tolerancia cero de las administraciones con ningún tipo de comportamiento machista, incluido un cartel sexista.

Ante muchas conductas machistas lo más preocupante es que no somos conscientes

Con esta denuncia no quiero decir que el Ayuntamiento de Laguna de Duero promocione manifestaciones machistas, ni siquiera creo que los promotores de este encuentro (y creadores del cartel) quisieran deslizar ningún mensaje machista y sin embargo lo hacen de manera inconsciente. Y eso es lo más preocupante, que no somos conscientes.

España es un país donde las mujeres tienen más difícil el acceso a los puestos de dirección con una mayor preparación académica y donde cobran menos a pesar de realizar el mismo trabajo. Esta desigualdad, junto a tantas otras muy visuales, es la punta de iceberg de una sociedad patriarcal donde la mujer, por el mero hecho de serlo, parte en condiciones de inferioridad. No podemos olvidar también que en nuestro país, el machismo terrorista ha asesinado a casi 600 mujeres en los últimos diez años.

Existen multitud de leyes (algunas referentes a nivel internacional como la ley de Igualdad o la Ley contra la violencia de género) en materia de protección de la mujer y, sin embargo, los estudios más recientes sobre la evolución de comportamientos desigualitarios en las personas más jóvenes, siguen reportando datos muy preocupantes.

Lo preocupante es que no sorprenda que se utilice el cuerpo de una mujer para ilustrar un encuentro motero

Si tenemos legislación para erradicar dichas injusticias ¿por qué no avanzamos contundentemente en materia de igualdad? De las muchas aristas que tiene esta cuestión, existe una que evidencia el cartel con el que iniciaba esta reflexión. Es el machismo oculto en la cotidianidad de nuestras vidas que, por común, se ha normalizado e interiorizado. Por eso, porque está al orden del día, a nadie le sorprende el pecho desnudo de una mujer aparezca junto al del Ayuntamiento para ilustrar un encuentro motero. Es lo normal.

A todas este tipo de acciones y situaciones “normales” pero que representan proyecciones de la preponderancia del hombre sobre la mujer,  las llamaremos micromachismos.

El machismo es la expresión de poder del hombre sobre la mujer

El machismo es solo una expresión del poder. Del que tienen y ejercen los hombres, voluntaria o involuntariamente. Porque también existen los hombres que, sin considerarse machistas, se muestran reacios a renunciar a parte de sus privilegios. La manera más común es minimizar la importancia de estos micromachismos tildándolos de “tonterías” o justificándolos como tradiciones “toda la vida esto ha sido así”. Sin embargo, luchar contra los micromachismos denunciándolos públicamente es una fórmula de construir una sociedad más justa atacando los cimientos de la sociedad desigualitaria.

Matemáticas y mujeres en un programa de televisión

A menudo, los micromachismos se esconden detrás de dichos, refranes, chistes o supuestos simpáticos comentarios.

El uso del humor como micromachismo está muy generalizado. Todos hemos escuchado alguna vez (muy especialmente en grupos de hombres) contar algún chiste de este tipo. Si alguna persona afea esta conducta, suele ser respondido con el recurrente “es solo un chiste, cuenta tú uno feminista”. Y esta respuesta es absurda por un doble motivo. En primer lugar minimiza de nuevo la denuncia de un cimiento de desigualdad “solo es un chiste” y en segundo, reproduce una estupidez tan enorme como socialmente aceptada y es que el feminismo es lo contrario que el machismo.

El machismo es la preponderancia del hombre sobre la mujer. El feminismo es el movimiento que propugna la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. No existen, por tanto “chistes feministas”.

El lenguaje es una herramienta más de consolidación de la desigualdad

El lenguaje no es inocente. Lo que no se nombra no existe y sin embargo, el lenguaje inclusivo recibe críticas desde casi todos los sectores. “Es una tontería” dicen apelando al principio de economicidad del lenguaje. Hace unos años se suscitó una polémica nacional porque la entonces ministra Bibiana Aido usó la expresión “miembras” para referirse a las componentes femeninas de una comisión del Parlamento. En aquél momento recibió todo tipo de insultos y descalificaciones por haber usado una palabra inexistente en el diccionario de la Real Academia Española. Sin embargo, esa respuesta airada y exagerada no es más que otra representación de la sociedad machista ¿Cuántos de esos críticos se tiran de los pelos por usar durante años palabras como batucada, ciclogénesis, chupi o Euribor entre otras, que no han sido incorporadas a la norma lingüística española hasta octubre de 2014? Ninguno, porque en ese caso, no se trataba de visibilizar a la mujer.

En la publicidad abundan los reclamos sexistas

Los micromachismos más evidentes se dan en la publicidad. Ahondan en los roles tradicionales de la mujer como recolectora y cuidadora. Ella es la encargada de hacer los deberes de la casa –y propios de su condición-. De tal manera, la gran mayoría de la arquitectura de publicidad gira en torno a este concepto. El hombre, sin embargo es el encargado de traer el sustento al hogar.

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Anuncio para el Día de la Madre

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Anuncio de aspiradoras

De nuevo, el lenguaje es una herramienta más de consolidación de la desigualdad. ¿Cuántos de vosotros y vosotras no habéis escuchado la frase “Yo no tengo queja. Mi marido me ayuda mucho en casa”? Detrás de una supuesta buena actitud del marido se esconde un micromachismo terrible: “me ayuda”, es decir, damos por supuesto que las tareas domésticas son atribuciones de la mujer y que el marido o hijos son buenos si ayudan a realizarlas, cuando lo realmente igualitario sería compartir el reparto de las tareas.

Podría pensarse que las micromachismos solo están presentes en la publicidad como un daño colateral de la sociedad de consumo, la publicidad está orientada para la oferta que representan los hombres, que son los que acaparan gran parte de la capacidad económica y de gasto, pero no es así.

libros

Cuentos para niños y cuentos para niñas

La diferenciación de la manera de consumir (y vender) productos para uno u otro sexo llega hasta puntos de absurdez que hacen que la dicotomía se plasme desde edades exageradamente tempranas. Cuando llegan la navidades, el catálogo de regalos viene claramente diferenciado por sexos. Los niños, coches y muñecos de guerra, en azul y las niñas rosa pastel, carritos y cocinitas.

A los cuatro años ¿qué cuento puede ser para niños y no para niñas, y viceversa?

Sin embargo, nos hemos acostumbrado a que esto sea así. Las niñas se disfrazan de princesas. Los niños, de vaqueros.

Ropa

Inteligente como papá, bonita como mamá, en Hipercor

Es cierto que, afortunadamente, en los colegios -especialmente en los públicos- se trabaja la educación en valores de igualdad. El problema viene cuando ese niño, que ha interiorizado ese aprendizaje, observa que en su vida cotidiana no se cumplen esas premisas que le han enseñado.

No es menos cierto que en algunos sentidos avanzamos, y lo hacemos mucho. Por ejemplo, en el deporte. Y matizo, únicamente en el deporte base, porque a medida que aumentamos peldaños, la competitividad mal entendida y los micromachismos van en aumento desde impedir a niñas jugar con equipos masculinos, hasta el deporte de alta competición donde se produce un festival de desigualdad y terrorismo machista del que participan jugadores, aficiones y medios de comunicación.

El deporte profesional, el cine, la música también contienen numerosos mensajes machistas

Futbolistas

Las novias de los futbolistas

El micromachismo está en nuestro cine, donde –casi- siempre son hombres protagonistas y las mujeres suelen tener un papel secundario en las tramas. O bien son rescatadas por el protagonista, o si participan, lo hacen como manipuladoras ávidas de poder o directamente como objetos sexuales. El cine no se libra de promocionar micromachismos.

Tanto en cine como en literatura es especialmente preocupante el patrón de los productos dirigidos a adolescentes. Hablo de películas y libros que han tenido un abrumante éxito comercial como “a tres metros sobre el cielo” o “perdona si te llamo amor” que redundan en los parámetros del amor tóxico y dependiente, de hombres celosos que rozan el perfil del maltratador y mujeres sumisas que renuncian a todo por ellos ¿Es ese el referente que queremos que tengan nuestros y nuestras jóvenes?

Mención aparte debe hacerse para la música. En España hay una gran tradición de música sexista. La copla refleja la sociedad que se vivía hace unos años, con hombres violentos y mujeres que “mueren” por amor. Sin embargo, erraríamos si creemos que hemos avanzado mucho en este sentido. Hace no tantos años Amaral cantaba “sin ti no soy nada” o Malú “…dispuesta a hacer todo a tu voluntad, dispuesta a hacer todo lo que te de la gana. Qué me importa”. Pero sin irnos unos años atrás, el pasado verano, una de las canciones estivales que sonaba en todos los bares “Propuesta indecente” del estadounidense Romeo Santos nos dejaba esta auténtica barbaridad “..si te falto al respeto, y luego culpo al alcohol, si levanto tu falda ¿me daría derecho a medir tu sensatez?”.

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Cifras de desigualdad. Tweet el País.

Los micromachismos se nos cuelan en cada pequeño hueco de nuestra vida sin que nos demos cuenta. A la derecha podemos observar un pantallazo de un tweet del periódico El País en el que denuncia, precisamente, las cifras de la desigualdad.

Habla del trabajo, usando el icono de un hombre pero sin embargo, para hablar de la pobreza de niños y niñas los iconos infantiles aparecen cogidos de la figura de una mujer. Porque los niños son cosa de las madres.

La suma de todos los micromachismos cotidianos es el mejor caldo de cultivo para que no se produzcan cambios en la base de la desigualdad.

Se que, observados uno por uno, a veces los micromachismos no nos parecen gran cosa pero la suma de todos ellos es el mejor caldo de cultivo para que no se produzcan cambios en la base de la desigualdad.

No se puede afrontar un problema complejo desde un único punto de vista. Pero desde luego este tipo de cotidianas actuaciones no ayuda a que se consoliden tendencias de cambio de roles y patrones de comportamiento.

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Profesiones de hombre. Tweet de ABC

La cuenta que el camarero siempre entrega al hombre, la llamada desde el colegio para avisar de que el niño enfermó siempre se hace a la madre, la suegra que aparece en los anuncios supervisando la limpieza, el conductor del coche siempre es él en la tele, en la discoteca ellas no pagan entradas (Sí, esto también es micromachismo porque al no pagar entrada se convierten en producto para incentivar la presencia de hombres), el uso sexista de los titulares en los medios de comunicación, el acoso visual, los halagos exagerados, el piropo público, etc.

Todos forman parte del mismo sistema organizado para minimizar la presencia de la mujer públicamente y reproducir los roles de género, germen de la desigualdad y de la violencia de género.

Rompamos los clichés y los estereotipos, observemos el mundo de una manera más crítica, denunciemos públicamente aquellas conductas machistas y estaremos poniendo nuestro grano de arena para construir un mundo mejor.

Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo” (Eduardo Galeano)

Alfonso Espinosa de los Monteros

Algunos otros ejemplos de micromachismos

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La “novia de Errejon” es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y cursa un Máster de economía internacional, y es una de las activistas más conocida del movimiento 15M, pero solo interesa el dato morboso.

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¿Qué sentido tiene una mujer semidesnuda para vender botas de seguridad?

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En una aplicación de preguntas, éstas les parecen unas respuestas graciosas.

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En el metro de Madrid los hombres leen el periódico, las mujeres se pintan para ponerse guapas.

Un pensamiento en “Micromachismos

  1. Pingback: Dos años de la Revista La Fragua | La Fragua de Laguna de Duero

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