Autores: Javier Rodríguez Abad y Teodoro San José
La localidad de Laguna de Duero posee un paraje constituido por los restos de una antigua laguna salobre rodeada de pintorescos alrededores para el solaz y disfrute de los lugareños y visitantes.
Este resto lacustre ha sufrido muchos cambios a lo largo de los años hasta llegar a nuestros días como una reliquia que debemos preservar, no solo por su estética, sino por el interés ecológico y medioambiental.
La Laguna del Duero era una salina que se encontraba en el término de Laguna de Duero (Valladolid); que fue desecada finalmente en 1972, salvo un pequeño lago en el centro del pueblo actual que tiene un volumen de unos 3.000 m³, con una profundidad máxima de entre 2,5/3 m y media de 1/1,5 m. La Laguna tenía una longitud de 1 km por 350 m. de anchura.
Existen muchas referencias históricas sobre el lago que dio nombre a nuestro pueblo, pero lo cierto es que su existencia solo es un vago recuerdo para la mayoría de los vecinos.
Se tiene conocimiento de la existencia de la laguna desde el siglo X. La sal fue una importante actividad económica en la Edad Media.

Facsímil de documentos acreditativos del comercio de la sal en Laguna de Duero finales siglo XVIII inicios siglo XIX
Se tiene conocimiento de la existencia de la laguna desde el siglo XI. Sus fuentes y sus numerosos manantiales están hoy casi todos desaparecidos (ver artículos de las fuentes en Laguna I, II y III). La sal, material que se extraía de la explotación de las salinas del lago, atrajo a los primeros pobladores de la zona y generó una importante actividad económica en la Edad Media, pues se utilizaba para curtir pieles. Dicha explotación pasó por el control de diversos poderes públicos, entre ellos las monjas del convento de las Clarisas de Tordesillas; y a partir del siglo XVIII pertenecieron a la Corona.
Ya en el siglo XIX se comienza a pensar en desecar la laguna. En 1862 se presenta un primitivo proyecto para desecarla, que no llegó a materializarse. Se vuelve a intentar en 1916, aunque tampoco se llevó a cabo. En 1968, el Ayuntamiento decide sacar a pública subasta los terrenos aunque el concurso quedaría desierto. Finalmente se deseca la laguna el 17 de mayo de 1972. En 1977 se comienza a construir la urbanización Torrelago.
Desde antes del siglo XX, careciendo completamente de la conciencia ecológica que impera actualmente, se empieza a pensar en desecar la laguna ante su falta de utilidad y los problemas que venía causando a la población con sus crecidas. Dichas crecidas eran tales que alcanzaba el agua hasta inundar la carretera de Madrid, a la altura de donde hoy se ubica una Estación de Servicio de carburantes y combustibles, frente al pago de Los Hoyales. En 1862 se presenta un primitivo proyecto para desecarla, que no llegó a materializarse. Igualmente se decide desecarla en 1916, pero no pudo llevarse tampoco a cabo. Finalmente, el Ayuntamiento decide sacar a pública subasta los terrenos en 1968, quedando desierta esta, y siendo adjudicados directamente por 56.300.000 ptas., a abonar en 6 años, por la sociedad mercantil Duelago S.A., con la intención de desecar la laguna y ejecutar la urbanización de la zona, construyendo una urbanización de pisos con distintos y novedosos planteamientos arquitectónicos para la época, que jamás se llevó a cabo y que terminó con agrios enfrentamientos entre los socios. Finalmente la sociedad acabaría vendiendo los terrenos a Valladolid-Dos S.A, que deseca la laguna el 17 de mayo de 1972.
En 1976, la promotora alicantina Calpisa S.A. compra Valladolid-Dos-S.A. construyendo a partir de 1977 la urbanización Torrelago de más de 6.000 viviendas, distribuidas en torres de 12 plantas anexas entre sí, urbanizando y dotando la zona con accesos viales, carreteras, depuradora de agua potable y residual, colegio, club social, zonas verdes, subestación eléctrica propia y hasta camión de recogida de basuras.
A partir de mediados de los años 80 se empezó a urbanizar con un paseo, y se adecentó el entorno del lago, creando poco a poco la zona verde y recreativa por excelencia de Laguna de Duero, con zonas verdes, parques, fuentes, campos de fútbol de distintos tipos y diversos parajes.
Aunque la laguna se desecase, sigue teniendo dos manantiales de agua salada, uno de agua dulce y una toma del Canal del Duero. Por ello se construyó un colector con un poder de desagüe de 22.050m³, donde eran evacuadas las aguas residuales de la urbanización, pero también las que rebosaban del pequeño lago que se dejó testimonialmente, y que actúa como elemento regulador de los caudales freáticos. Este colector iba a dar a una EDAR cercana al Duero, construida ex profeso donde se depuraban las aguas residuales antes de su vertido al cauce del río. En marzo de 1981, el Ayuntamiento argumentando altos costes energéticos para su mantenimiento clausura la planta. Hasta el año 2015, Laguna de Duero siguió lanzando todas sus aguas residuales al río Duero sin tratar. En septiembre de 2015, se comenzó a derivar las aguas residuales a la depuradora de Valladolid.
La laguna antes de su desecación en mayo de 1.972
La formación de la laguna es un misterio. Posiblemente, dada la ubicación geográfica en zona de abundantes aguas, debió dar lugar a una depresión del terreno con infiltraciones salinas y a las que iban a verter las aguas de los dos puntos más altos de la zona: el altozano de Coloma (actual Centro D. Juan de Austria) y el de la Ermita del Villar, dando lugar a una zona pantanosa, que en las épocas de lluvias se extendía hacia el Sur-Oeste, con un doble peligro para la población, de inundaciones, ya que el suelo arcilloso no permitía la filtración de aguas y por otro era un lugar propicio para la proliferación de insectos transmisores de posibles enfermedades.
La formación de la laguna es un misterio
El origen salitroso es otra incógnita, pero de lo que no hay duda es que de esas aguas se extrajo sal y surgieron en Laguna diversos y variados oficios, gracias a los privilegios otorgados por el rey Juan II y ratificados por sus sucesores. Estos privilegios suponían grandes beneficios para comerciantes y artesanos, que venían de otros pueblos a establecerse en el municipio. Todo esto dio importancia histórica a la Laguna y al devenir de Laguna de Duero.
En los veranos de la década de los 50/60, con la descomposición de las aguas y la gran producción de batracios, salamandras y plagas de mosquitos, la laguna se hacía insoportable para los habitantes y por ello se establecieron planes de saneamiento y mejora de la laguna y su entorno.
Por entonces, el lago atesoraba una inmensa cantidad de especies, sobre todo aves, motivo por el cual el asunto de la desecación atrajo la atención de Biólogos y científicos opuestos a la misma y partidarios de la conservación del paraje como zona protegida, tales como el vallisoletano José Antonio Valverde y el propio Félix Rodríguez de la Fuente, que en su día visitó el lago, pero prevalecieron los intereses económicos a los medioambientales.
La laguna atesoraba una gran riqueza medioambiental
En los años anteriores a la desecación y posterior urbanización de la zona, el lago atesoraba una inmensa cantidad de especies, sobre todo aves, muchas de las cuales usaban su entorno para hacer escala en los periodos migratorios estacionales.
En la actualidad sigue siendo lugar donde abundan distintas especies de aves, tanto acuáticas como de otro tipo, amén de un sinfín de vertebrados, insectos, reptiles (culebrillas, lagartijas, etc.)
La flora es tan diversa como la fauna. Hay catalogados hasta 28 especies de árboles, 13 tipos de arbustos, 6 tipos de plantas herbáceas. Lo que confiere al Lago un interés máximo desde el punto de vista ecológico y un hábitat de primer orden, tanto para plantas como para seres vivos, el cual debemos mantener y preservar para generaciones venideras.
Con esta breve descripción se ha pretendido trasmitir un resumen de lo que fue, es y deseamos sigan siendo nuestro Lago y su entorno. Los datos aportados provienen de diferentes fuentes para poder conformar, así, un resumen y una vista general que pueda servir a todos nuestros lectores.
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