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Ángela Sánchez Alonso. Una vida dedicada al asociacionismo

En esta sección queremos describir la evolución de Laguna a través de sus protagonistas. Conocer la percepción del pueblo por parte de vecinos que han asistido a su reciente desarrollo.

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Ángela Sánchez Alonso

En esta ocasión hablamos con Ángela Sánchez Alonso. Quedamos en la Plaza de la Iglesia. Allí, en una terraza, charlamos sobre cómo era Laguna los años en los que vino a vivir. Nos acompaña Josu, que interviene en ocasiones puntualizando algunos aspectos o recordando vivencias.

Ángela se estableció en Laguna en el año 82. Una alergia de su sobrina, que la obligaba a alejarse del aire contaminado del centro urbano de Valladolid, junto a su deseo de vivir en una zona rural la animaron a trasladar su residencia a Laguna.

Siempre participó del movimiento asociativo, por lo que junto a otros vecinos impulsó la Asociación de Padres en el colegio Miguel Hernández o la Asociación María Pacheco. Dedicó su tiempo también a la lucha por la igualdad de la mujer. Hoy sigue trabajando por la dinamización social, colaborando en el Centro de los jubilados.

¿Cómo era Laguna de Duero cuando viniste?

Cuando vine a vivir el pueblo estaba dividido en dos: Laguna y Torrelago. En aquellos años, los habitantes del pueblo no nos querían mucho a los residentes en Torrelago, les costaba aceptarnos como nuevos vecinos.

El pueblo estaba dividido en dos: Laguna y Torrelago. Los del pueblo no terminaban de aceptarnos. Los “de Valladolid” no venían al pueblo, venían a la  urbanización.

Por otro lado, nos habían vendido Torrelago como una urbanización que estaba a cinco minutos de Valladolid. Entonces se decía que habían hecho el lago por medio para diferenciar el pueblo y el nuevo barrio. Así que quienes venían de Valladolid traían la idea que no eran del pueblo y que venían a vivir a una urbanización. Además, a lo anterior se unía que estaba el Club, que era privado y al que no entraba nadie que no fuera socio. Así que quienes fijaron su residencia en Torrelago tampoco hicieron esfuerzos para integrarse en el pueblo.

Como consecuencia de todo ello se observaba una importante división, dos realidades distintas.

¿El lago era una barrera importante?

Sí claro, por eso lo hicieron. Además entonces el lago era feo, no como ahora. Realmente era una barrera.

Por otro lado, para los jóvenes el Club fue la vida, pues allí hicieron amistades. Se lo pasaban en grande. Pero a la vez fue un gueto. Fue bueno para nuestros chavales, pero no para los del pueblo. Tenían que haberlo hecho más amplio para que pudieran estar los nuestros y los de “Laguna”.

Nos acompaña Josu. En este punto interviene para contar su experiencia, ya que entonces era  un niño.

Me acuerdo que cuando era pequeño la división era los que eran del club y los que no. Los grupos de amigos eran los que iban y no al club.

¿Cómo te integraste en Laguna?

Continúa hablando Ángela

Cuando vine aquí, en año 82, tenía muy claro que me integraría en la localidad donde iba a residir, ya que viene porque  deseaba  vivir en un pueblo.

En Valladolid participaba en el movimiento asociativo. Así que en seguida me integré en la asociación del colegio, comencé a participar en el APA (entonces se denominaba así), y luego en la asociación de vecinos de Torrelago, donde había mucha gente colaborando. En aquella época Laguna experimentó un cambio muy grande, pues había mucha gente trabajando en y por el pueblo: los partidos políticos por un lado, las asociaciones, …

Recuerdo que lo primero que hicimos cuando entré en la asociación de padres fue crear las actividades extraescolares, las cuales abrimos a todos los colegios. El objetivo era que a los niños no les pasara como a los mayores y se integraran desde el principio. Hubo para los pequeños clases de judo. También pusimos en marcha actividades para los padres abiertas a todo el mundo que quisiera ir, como gimnasia de mantenimiento. El profesor, tanto de judo como de gimnasia se llamaba Justo.

Más adelante se creó el Consejo Municipal de Enseñanza y el Consejo de Sanidad. También entonces unas cuantas personas, entre las que estaban Maru (trabajadora Social) y Pilar Ferrero, creamos la Asociación María Pacheco.

Dentro del asociacionismo, ¿qué recuerdas que te llene de satisfacción?

Recuerdo con agrado las movilizaciones para que se construyera el instituto de las Salinas

Las movilizaciones para que se construyera el instituto de las Salinas. En Laguna entonces había muchos niños, y se preveía que cuando pasaran a la secundaria no habría plazas. Veíamos venir, por la estructura de la pirámide de población, que se iba a necesitar un instituto.

Los terrenos se tenían y no había forma de que se hiciera. Hicimos manifestaciones, salimos a la calle, pusimos mesas por Laguna, … Entonces nos ayudó mucho Izquierda Unida, que nos hizo un plano recogiendo donde queríamos el instituto. Hicimos tarjetas con el plano y se las mandamos al ministro de educación (el ministro era José María Maravall). (Ángela añade esbozando una sonrisa). Aquel año tuvieron que acordarse de nosotros en el Ministerio, porque cogíamos las tarjetas y las enviamos felicitándoles las Pascuas pero indicándole que «aquí queríamos el instituto». También cortamos la carretera.

Entonces el alcalde era Jesús Viejo, y con el concejal de cultura fuimos a hablar con el Secretario de Educación (era Rubalcaba). Yo fui con ellos. Le entregamos un dossier muy completo, con numerosa documentación elaborada por el Consejo de Enseñanza.

¿Qué servicios había en Laguna en esa época?2

No había apenas servicios. El médico, que era Frigidiano, pasaba consulta en una sala situada debajo del ayuntamiento, la cual estaba sin arreglar.

La frecuencia del autobús era escasa, pasaba dos o tres veces al día. Había que cogerlo en la carretera, con el riesgo que conllevaba salir a la carretera general (no había autovía). Y no era como ahora, que al entrar se paga al conductor o se pasa la tarjeta. Entonces entrabamos en el autobús, y se acercaba Amable con los tickets, cobrando de atrás para adelante. Amable era el cobrador

Tampoco existían muchos establecimientos comerciales. En Torrelago apenas había comercio: un supermercado que abrió Benavente, una pequeña tienda, y poco más.

Volviendo al barrio de Torrelago. En un momento dado se tomó la decisión de que no se siguiera construyendo. ¿Cómo os lo tomasteis los vecinos?

Hubo una campaña de desprestigio hacia las casas de Torrelago, se decía que se iban a caer. Desde la asociación de vecinos hicimos muchas reclamaciones, pues había algunas deficiencias: por ejemplo recuerdo que el agua no llegaba bien. También tuvimos problemas con el Ayuntamiento; y los seguimos teniendo, pues los vecinos seguimos pagando la luz de los jardines, etc.

Sacamos a la empresa constructora, Calpisa, que hicieran una revisión de cómo estaban los edificios. Vinieron técnicos especializados y nos dijeron que estaba todo bien, que se habían hecho los cimientos como si todo el edificio estuviera en el agua. Había algún problema de aislamiento, pero no fallos estructurales. Lo pago Calpisa, y los vecinos se quedaron tranquilos.

Al final, el Ayuntamiento tomó la decisión  de paralizar la construcción.

¿Cómo has visto el cambio de Laguna?

Ahora la gente tiene apatía por todo. Te cuesta mucho más que antes sacar las actividades adelante.

Cuando comenzamos con María Pacheco dábamos charlas, conferencias… y se llenaba el Ayuntamiento. También se formó la banda municipal. En aquella época la cultura se cuidó mucho. Hicimos también un traje castellano para el ayuntamiento, y los primeros trajes que hubo de los reyes magos.

Desde la asociación recuerdo que ya se trataban los temas de violencia de género. La abogada que nos ayudaba era Soraya Rodríguez (actual diputada del PSOE por Valladolid), que había acabado de terminar la carrera.

Los primeros cursos de educación de adultos los hicimos desde la Asociación María Pacheco. Teníamos 800.000 pesetas de subvención para hacer talleres con adultos.

Hoy la cultura ha decaído mucho. No ha habido interés en cuidarla.

¿Y cómo recuerdas las fiestas?

A las fiestas en los años 80 venía gente de todo Valladolid. El desfile de fiestas era precioso.

En general con agrado. Antes venía gente de todo Valladolid a ver el desfile del día 7, que estaba muy bien. Las peñas organizaban la cabalgata y desfilaban juntas. Entonces el día de la fiesta era precioso. En la actualidad han decaído, y ha perdido parte del esplendor de entonces.

Peñas como La Capa hacían certámenes literarios. Las justas poéticas se celebraban antes de las fiestas. Ahora han querido darle más seriedad, aunque yo creo que está bien pues tienen más participación.

No obstante, en aquellos años tuvimos mucha polémica con las peñas, porque los que no pertenecíamos a ellas queríamos introducir otro tipo de actividades: culturales, …

En una ocasión hubo problemas con el programa de fiestas. Iba a venir Serrat, pero se tuvo que suspender porque los de las peñas se opusieron. Preferían una charlotada taurina. Y se suspendió el concierto. Pilar Ferrero (alcaldesa) tuvo que ir a ver a Serrat a Valladolid para disculparse, ya que estaba contratado. Serrat le dijo: “tienes toda la razón en suspender mi concierto, porque en el  pueblo hay que hacer los que los vecinos del pueblo quieran. Y si no quieren que vaya pues no voy.”

Otro motivo de disputa fue que entonces queríamos quitar la elección de las reinas de las fiestas y nos fue imposible. Hoy no hay, pero porque no se presentan.

¿Y cómo habría que promocionar hoy  la cultura?

A través de mesas redondas, trayendo gente que hable sobre distintos temas interés,… Al principio habrá pocos asistentes, pero luego asistirán más.

Desde la asociación traíamos personalidades a dar charlas. Una vez trajimos a Julio Valdeón, que era una maravilla oírle hablar de la historia. Hubo una época en que el salón de actos se llenaba.

El problema hoy es que apenas se da publicidad a los actos. Antes, las asociaciones promocionábamos las actividades de todas.

No obstante se hacen muchas cosas, más de las que pensamos, pero cada uno lo hace individualmente. Entonces cuando veíamos que alguien destacaba nos poníamos en contacto con él.

3¿Torrelago ya está integrado?

Todavía hay alguna distancia, ya que no dejaremos ser una ciudad dormitorio, y Torrelago más. La gente hace toda su vida en Valladolid, ¿pero qué hay en Laguna de ocio que sea atractivo y que no sean los bares? No se dan facilidades para que la gente se quede. Es lo normal, la gente busca un lugar donde divertirse o donde pasar sus ratos de ocio.

¿Cuáles son las principales necesidades que existen en Laguna?

Saber cómo funciona el ayuntamiento, que haya más transparencia, conocer que hacen y que no hacen, …

¿Y cómo venderías Laguna?

Que es un lugar privilegiado, una ciudad pequeña, donde puedes ir andando a todos los sitios, donde puedes pasear, con un entorno natural precioso. Todo eso compensa todos los inconvenientes.

Laguna es un pueblo con un entorno privilegiado.

Por último, desde tu experiencia, ¿qué aconsejarías a las asociaciones de hoy?

Que se haga lo que la población desea, no lo que quiere la asociación. Estar alerta de lo que la gente quiere y comenzar por ahí, para atraer a los vecinos. Recoger las inquietudes.

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