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¿Qué celebramos en Villalar?

VILLALAR – Fiesta de la Comunidad de Castilla y León

DSCN0943El día 23 de abril, la Comunidad de Castilla y león celebra su fiesta autonómica en la localidad de Villalar de los Comuneros, habiéndose elegido ésta fecha por la fatídica derrota que se infringió a las tropas comuneras por parte de las tropas imperiales, en la que el ejército comunero quedó destruido y sus líderes, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron apresados y ejecutados el 23 de abril de 1521 en ese mismo municipio vallisoletano de Villalar de los Comuneros.

En dicho día, en contra de lo normal en estos casos, no se celebra la victoria del rey Carlos I de España, sino que se ensalza a los líderes derrotados por el ejército imperial, y el pueblo celebra y festeja (sin olvidar la derrota) la libertad que pretendía dar una revolución que luchó contra la fuerza de las armas.

Se sigue recordando y manteniendo viva, pese a la derrota, la memoria de las figuras principales de esta contienda

Se sigue recordando y manteniendo viva, pese a la derrota, la memoria de las figuras principales de esta contienda, y la ideología que trajo esta rebelión del levantamiento de los Comuneros de Castilla o Guerra de las Comunidades Castellanas (se prolongó de 1520 a 1522), en la que las gentes del pueblo se enfrentaron al ejército imperial y donde se ensalzaron los ideales de libertad, igualdad y eliminación de clases, y con el que se pretendía eliminar el sistema feudal reinante, a través del cual, los poderosos sometían al pueblo a su servicio.

Para entender lo sucedido, debemos remitirnos a los hechos históricos que produjeron el levantamiento armado en la Corona de Castilla entre los años 1520 a 1522, como ya hemos reseñado, y como consecuencia de la llegada al trono castellano de Carlos de Gante, lo que originó un movimiento social y político gestado en el año 1518 en las Cortes de Valladolid, por dos motivos:

  • Primero: Por el descontento ante el exceso del poder real y los gravámenes que éste quería imponer al pueblo para sufragar sus intereses de imperio y sus guerras exteriores.
  • Segundo: Las Cortes de Castilla querían aumentar su soberanía como representantes de las ciudades (del pueblo), sin que el Rey tomase decisiones sin contar con ellas.
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«Ejecución de los comuneros de Castilla», de Antonio Gisbert, 1860. Fondos del Congreso de los Diputados. Fuente de la imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Villalar

El rey castellano Carlos I, fue elegido en el año 1519 Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico para suceder a su abuelo Maximiliano, motivo por el que partió hacia Alemania pretendiendo tomar posesión, dejando como regente al cardenal Adriano de Utrech, y tras haber fijado un nuevo impuesto para sufragar los gastos derivados de su coronación.

El descontento rápidamente se extendió a todas las clases sociales, generalizándose en los núcleos rurales. La insurrección se radicalizó, convirtiéndose en una rebelión anti señorial que produjo la división interna de los grupos burgueses que sustentaban la propuesta, los llamados “comuneros”.

Comenzó así la revuelta comunera en Toledo, a la que se unieron rápidamente varias ciudades castellanas como Segovia, Salamanca, Valladolid, Burgos o Ávila, nombrando general de la Junta Comunera a Juan Padilla, haciéndose fuertes en el centro de la Meseta.

El 23 de Abril de 1521 las tropas comuneras y las imperiales se enfrentaron en la batalla de Villalar (Valladolid), donde el ejército comunero quedó destruido y sus líderes: Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron apresados y ejecutados. Mientras, solo Toledo, mantuvo su rebeldía.

La sucesión de hechos en la batalla, previo y posterior, fueron de la siguiente manera:

El ejército comunero, con Juan Padilla al mando, se encontraba en el castillo de Torrelobatón en el mes de febrero de 1521, estando a la espera de poder partir hacia Valladolid o Toro. El ejército imperial se instalaba en Peñaflor de Hornija, esperando movimientos de los sublevados.

El día 23 de abril de 1521, salió el ejército comunero hacia Toro, puesto que los soldados habían estado presionando horas antes a Padilla para que realizara algún movimiento en la zona, por lo que salieron en busca de refuerzos y aprovisionamiento.

De camino, y a la altura de Vega de Valdetronco, la batalla era inevitable, por lo que Padilla se vio obligado a buscar un lugar donde presentar batalla. Inicialmente el punto elegido fue esa localidad, pero finalmente se trasladaron a Villalar, puesto que el ejército comunero no atendió debidamente las órdenes de su capitán.

El ejército comunero instaló dentro del pueblo la artillería, puesto que partían con inferioridad frente a los imperiales, y pensaron que de esta manera podrían obtener alguna ventaja. Con la incertidumbre inicial, muchos huyeron, dejando al ejército comunero todavía más mermado.

La contienda fue una auténtica masacre: 500 a 1000 soldados comuneros muertos y 6000 prisioneros. Finalmente venció el bando imperial, apresando a los capitanes Padilla, Bravo y Maldonado, quienes fueron recluidos a la espera de ser juzgados.

Un nutrido número de soldados comuneros logró huir, reuniéndose con Acuña y María Pacheco en Toledo, reforzando la resistencia de la ciudad durante 10 meses más, momento en el cual, febrero de 1522, firmaban un acuerdo por el que rendían la ciudad y terminaba así la revuelta de las comunidades.

El historiador José Antonio Maravall, en su libro publicado en 1963, titulado “Las Comunidades de Castilla”, califica de auténtica revolución este levantamiento que enfrenta a las comunidades al sistema, y no como simple rebeldía, marcando el inicio de la modernidad de Castilla, desembocando en la moderna concepción del Estado y los fines que persigue, en la que los comuneros cuestionan la concepción del Reino y la política a ejercer, sentando los principios como representantes de la unidad formada por el pueblo y sujeta al poder, tratando de establecer un equilibrio ante los poderes del soberano y las prerrogativas de la representación del reino.

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Campa de Villalar.

Estos factores hacen considerar a los Comuneros como adelantados a su tiempo. Su lucha como una revolución para cambiar los destinos de España, sin fanatismos religiosos. A la vez cita su conmemoración como el fin del feudalismo y la sugerencia de las libertades en su época.

Hasta el siglo XIX no se reconoció a sus dirigentes como mártires y percusores de la libertad.

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