Autor: Javier Rodríguez Abad
Este SXXI, en el que ya estamos muy adentrados, el dicho popular lo dice, “el tiempo vuela” y vemos como se nos escapa entre los dedos y entre los COVID-19, que nos tiene a todos muy alterados y con toda la razón. Pero no solo esta Pandemia que nos está asolando, sanitaria, económica y socialmente; también todo el revuelo, mediático, si mediático levantado a su alrededor por las TVs y periódicos.
Los diversos medios de comunicación han levantado una enorme polvareda social; por supuesto no pretendo hacer de esta opinión, ni dogma, ni axioma alguno. Es solo el humilde pensamiento de un espectador-sufridor, de los males que nos aquejan y los que, entre todos estamos tejiendo.
Enciendes la TV y en todas las cadenas hay un “virólogo”, un “intensivista” o cualquier otro “ologo”. Dando opiniones e informaciones de lo que pasa o puede pasar y/o analiza lo que a su “juicio” ya ha pasado”. No quiero decir con ello que no se informe a la ciudadanía y se den pautas de actuación y comportamiento para evitar prolongar esta angustia, pues muchos, pero que muchos de nosotros nos angustiamos con lo que nos cuentan; que son asuntos muy graves.
Por otro lado están aquellos que niegan TODO, no se creen NADA, que no digo que haya que creérselo todo, pero tampoco tomarse a “chufla” lo que estamos viendo y escuchando.
Han fallecido varios miles de nuestros conciudadanos, incluso familiares nuestros y personas cercanas, lo que debería habernos hecho meditar, al menos un poco más de lo que parece hemos hecho.
No me ha parecido, sigo opinando a título personal, ni medio bien, que las noticias las den en tiempo real y ese fenómeno es que, a mi juicio es el que genera esa desazón en el espíritu de los individuos. Nos han bombardeado sin misericordia con los distintos procesos, de infecciones, vacunaciones y contra vacunaciones y todo ello está contribuyendo, por el desorden con lo que lo cuentan a desorientar y desinformar a la ciudadanía. Pero claro; la noticia prima por encima de cualquier otra cuestión y la información, como derecho, prima: Hay que vender noticias y este es el momento ideal para ello.
Si a todo ello sumamos el tremendo ruido que algunos ¿políticos? están provocando, se produce “La Tormenta Perfecta”.
Un ejemplo significativo, una vez más según mi humildísimo criterio, sería el ejemplarizado por nuestra derecha política y su constante enfrentamiento con el Gobierno actual. Que no digo que no haya que hacer Estado de oposición, no solo es legítima e incluso conveniente, pero de ahí al acoso y derribo por encima de cualquier otra consideración, YO NO LO COMPRENDO.
Se tendría que considerar y no sé cómo habría que abordarlo, un tema creo que espinoso. La sociedad, insisto, está cansada y nuestras mentes llenas de miedos fundados y eso se traduce en angustias y desasosiegos. Consideremos que una gran parte de la sociedad está en el ERTE; ERE o directamente en el PARO. Nuestras industrias están, sino al ralentí; paradas y nuestra gran industria, EL TURISMO, bajo mínimos y ello nos está llevando, o ya estamos, a un periodo de profunda crisis y no solo económica, pues esa ya está, sino existencial ya que todos esos otros factores enunciados: paros, ertes, despidos, etc. van horadando y minando los ánimos de los ciudadanos y lo que es peor; los mensajes del Gobierno, si, son alentadores pero creo que en gran medida, ficticios. Los periodistas y las TVs, solo hacen que incidir en lo mismo, mensajes que no llegan a ser creíbles o de creerlos pueden resultar muy dañinos.
En resumen: el Estado de Emergencia, finaliza en unos días, pero la pandemia sigue. Podemos aplicar el dicho de “un burro y un tonto van por la linde, la linde se acaba y el tonto sigue”, eso sí, intenta llevarse al burro pero este casi nunca acepta.
No quiero extenderme más, este tema daría para un libro, no es mi estilo. Solo quería trasladar a los potenciales lectores de Nuestra querida Fragua, el desasosiego personal, que entiendo lo pueden compartir otros muchos españolitos de a pie. Que los “dioses nos sean propicios”, es decir que la suerte nos acompañe.
Gracias por compartir estas letras, aquellos que hayais tenido la paciencia de acercarse a estas torpes líneas.
Un saludo a nuestros lectores y amigos.