El pasado 1 de marzo, la Asociación Ateneo, dentro de sus actividades internas, organizó un videoforum con sus socios. La película escogida en esta ocasión fue El Hombre que mató a Liberty Valance. Dejamos a continuación el texto que sirvió como introducción a la película.
Autor: Javier García Riobó
John Ford cierra una serie que empezó en 1939 con La Diligencia, en ella el viaje y la huida era el tema; aquí es la ciudad, el echar raíces. Ambas en Blanco y negro, muy teatrales.
El fin de una etapa en el lejano Oeste. Nacimiento de la democracia. Un western desencantado, íntimo, tremendamente romántico y poblado de idealismos y sueños rotos… como es el senador, un hombre desencantado, distante y cínico. Descubrimos tristeza en él y también en su matrimonio. Una de las más demoledoras historias de desmitificación de una leyenda. De desmitificación del acto de un hombre. Y lo que parece una bella historia se convierte en una culpa oculta. En una mentira sobre la que se construye una carrera política. Una película sobre la derrota, la derrota de los ideales, la derrota de los principios, la derrota de la honradez. La ocultación de la verdad.
¿Qué nos importa más, que prevalezca la verdad o que se mantenga la leyenda? Ello cimenta la mitología del género Western. Pone en entredicho el mito y propone que los viejos tiempos han llegado a su fin (sobre todo rodar westerns). Sólo quedan después sanguíneos westerns de Sam Peckinpah, Sergio Leone o Cint Eastwood. Una narración en flash-back sobre el fin del oeste, de las leyendas populares y del rodar películas en espacios espectaculares.
En una época donde el color y los formatos panorámicos son norma, utiliza el formato cuadrado y el blanco y negro que definían la estética (año 1962) televisiva. Es un Western de cámara, más introspectivo que activo. Todo es teatralizado, incluso el paisaje es reconstruido en decorado de estudio (excepto la casa de Doniphon que esta fuera de la comunidad). Ford evita toda concesión espectacular y se concentra en el relato, ambientado en angostos espacios teatrales poblados de sombras. La declamación de los actores a veces incluso es excesiva.
Puesta en escena económica, concisa y condensada. Tres espacios simultáneos y anexos. El comedor, donde se desarrolla la leyenda, bien iluminado. La cocina en penumbra donde se cimentan los acontecimientos. La calle, oscura, tenebrosa, de donde surgirá y por donde desaparecerá el demonio.
Lo que cuentan los silencios, lo que se muestra con una mirada o con un gesto. Todo un subtexto. Muy pocos primeros planos, lo que dota de gran fuerza a cada uno de ellos. Liberty encapuchado, miradas entre Doniphon y Hallie, el periodista orgulloso de recibir la paliza… Travelling, Doniphon se aleja pues su trabajo está hecho, expresa el amor que se le escapa, el dolor, el crepúsculo del hombre que ya no pertenece a ese tiempo.
Ford, tachado de fascista, retrata la lucha de los pequeños contra los poderosos, el paso del feudalismo a la democracia. Racista, muestra a un negro que no es esclavo aunque supeditado a Doniphon; Wayne (otro tachado de fascista) le defiende en la taberna.
Doniphon es el héroe protector. Sólo, como siempre en las películas de Ford, nunca integrado, de viaje, fuera de campo, vive fuera del pueblo, incluso sin hogar pues termina quemándolo. No habla mucho, tiene un sentido especial del humor y la lealtad. Fiel a sus amigos, al amor. El hombre duro es romántico. Y cuando no consigue a la mujer de sus sueños y cuando ya no es necesaria su protección, cae al abismo en silencio. Cae en el olvido. Y no se queja ni acude a nadie. En silencio. No quiere glorias, prefiere la soledad. Prefiere morir en vida. Representa al vaquero del Oeste, al héroe a su pesar que sobrevive en un territorio sin ley. Stoddard exige que le entierren con los atributos; botas, revolver, sombrero.
Stoddard representa el futuro. La fuerza de la palabra. La construcción de nuevos ciudadanos, la educación, la democracia. No cree que tenga que imperar la ley del más fuerte sino lo que opine la mayoría. Pero para poner los cimientos al progreso y para construir la democracia hace falta que existan héroes que no tienen problema en empuñar un arma.
Romanticismo. Triángulo. Hallie sabe que los dos la quieren. Así su vida se construye a partir de una elección. Esa elección la sigue para siempre. Al final, sobrevuela una duda, ¿se equivocó en la elección? El senador significaba un mundo de conocimiento, apertura y aventura fuera del pequeño pueblo, y ése fue el camino que tomó. Precipita el sacrificio de Doniphon pues éste decide retirarse del juego del amor cuando descubre que ella quizá quiere vivir tan solo al lado del hombre de letras y ahora héroe mítico. Siente pasión por Doniphon y una admiración honda por Stoddard que la saca de la edad de la ignorancia y las tinieblas; de analfabeta a toda una dama. Doniphon es galantería, le regala el cactus que ella lo devuelve dejándolo en su ataúd y al final dice que estaría bien volver pues tiene su corazón allí.
Liberty, un pistolero y mercenario que hace imposible la vida a todos los habitantes. Deja su firma con su látigo… especialista en desestabilizar, crear violencia y no tener un atisbo de piedad. Sabe que su mundo se acaba por esos hombres que utilizan la palabra como el abogado y el periodista.
Peabody, periodista. Alcohólico, desencantado en un mundo de locos que prefiere parecer un cínico… y la llegada de Stoddard le hace volver a creer que el cuarto poder sirve para algo. La escena de la paliza brutal, sombras y luces.
ESCENA DEL TIROTEO. En el duelo hay mucho de declaración de amor, asume una muerte honrosa (no cobarde, lo que era al irse) que ayudará a Hallie que no tendrá que escoger. Que sobreviva no estaba en lo posible. ¿Quién mató a Liberty Valance, realmente? Un flash-back dentro del flash-back, que empieza entre humo, como en sueños. ¿Cuál es la verdad?