De entre los 278 microrrelatos que se han presentado al certamen, ha sido premiado en primer lugar El sustituto, de Rubén Fernández Uceda, escritor residente en Murcia. El microrrelato versa sobre la clase que da un profesor de ciencias en la asignatura de religión.
El sustituto trata sobre la clase que da un profesor de ciencias en la asignatura de religión.
Alejandro Vaghetti Jou (de Vigo, Pontevedra), con el texto titulado «Bullying» ha quedado en segundo lugar. Victoriano Alcalde Azcune (de Irún, Guipuzcoa), con el relato «Veronique Luisant; Vidente» ha quedado en tercer lugar.
La entrega del premio se realizará, coincidiendo con las Jornadas del Asociacionismo y Voluntariado de Laguna de Duero, el próximo sábado 20 de mayo, a las 18:00, en el entorno del Lago.
A continuación reproducimos el relato ganador y los dos finalistas. También relacionamos las 10 menciones honoríficas que se publicarán en el II libro Antología, lo cual se realizará junto a otros 193 textos seleccionados por su valor literario.
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Relato ganador
El sustituto
Por Rubén Fernández Uceda
Imaginad una enorme roca que vaga por el espacio a treinta kilómetros por segundo durante millones de años. Hasta que, en su viaje, es atraída por la fuerza gravitatoria de la Tierra y roza las capas altas de la atmósfera. A cien kilómetros sobre sus cabezas, las gentes ven un destello desde la superficie. A sólo cincuenta kilómetros es ahora una bola de fuego visible a plena luz del día. Pero la luz se extingue y llega el estruendo, como el de un trueno, rompiendo el cielo. Tras una estela de humo negro, el meteoro impacta contra Sodoma y Gomorra. Algunos que han intentado huir son sorprendidos por la nube carbónica que les convierte en estatuas de…
El profesor señaló a un alumno y éste, dubitativo, atinó a contestar.
-¿De sal?
-Muy bien, Carlos. Aunque hubiera preferido que dijeras cloruro sódico.
Y esa fue la última vez que el profesor de ciencias sustituyó al de religión.
Primer Relato finalista
Bullying
Por Alejandro Vaghetti Jou
Como profesor debo admitir que todo estaba escrito en un hermoso e impecable castellano.
Las oraciones yuxtapuestas estaban perfectamente redactadas; y los recursos fónicos, sintácticos y semánticos genialmente utilizados. Cada sustantivo, adjetivo y verbo estaba en su justo lugar. No sobraba ningún fonema ni ningún sintagma.
La combinación de palabras agudas, llanas y esdrújulas era suprema; y las hermosísimas metáforas y un magnífico símil cuidadosamente escogido.
No incurrió en ningún queísmo, leísmo ni falta de ortografía.
Sin duda, todo estaba escrito en un hermoso e impecable castellano.
Solo aquel anglicismo, “bullying”, rompía la armonía y entrecortaba la lectura de tan refinada y abrumadora carta de despedida. Carta de despedida que no yacía en el cajón de algún profesor, sino en la mesa de un juzgado de instrucción que investigaba la muerte de su talentoso y joven autor.
¿Qué sentido se venía deslizando entre sus líneas y no llegamos nunca a descifrar? ¿Qué nos pasó? ¡Qué tragedia!
¿Qué es lo que no supimos leer? ¡Con lo bien que se le daba escribir!
Segundo Relato Finalista
Veronique Luisant; Vidente
Por Victoriano Alcalde Azcune
Me llamo Veronique Luisant, y esta tarde tuve una visión.
Vi a mi hermano Untu surcando los cielos bajo la carpa de Le Cirque Bleu, tal y como hace cada tarde de función desde que siendo niño le obligaron a convertirse en el Increíble Hombre Bala; vi a mi amado Malik el Domador dedicar una lasciva sonrisa a la bella Domadora de Pulgas; vi a Grock el Payaso regalarle una piruleta a mi hermana Zaida y luego levantarle las faldas; vi a mamá, la Mujer Barbuda, arrodillada frente a un enano desnudo; vi a papá, Maestro de Ceremonias y Director del circo, roncando abrazado a una botella vacía; vi las cortinas rojas de la pista, que de pronto se inflamaban y comenzaban a arder….
Un segundo después vi la carpa de Le Cirque Bleu convertida en un gigantesco capirote devorado por las llamas del infierno, y a continuación una estampida de enfurecidos elefantes rojos y amarillos arrasando con todo a su paso.
Pero ya no quise ver más y regresé a mi carromato para lavarme. No quería que nadie descubriese el olor a gasolina en mis manos.
Me llamo Veronique Luisant, y esta tarde tuve una visión.
Menciones honoríficas:
– Alex Merino Aspiazu (de Madrid)
– Luis Martínez-Abarca Martínez (de Torrelodones, Madrid)
– Gerardo Vázquez Cepeda (de Tomelloso, Ciudad Real)
– Sergio Capitán Herraiz (de Madrid)
– Jorge Villanueva Anadón (de Zaragoza)
– Lourdes Aso Torralba (de Jaca, Huesca)
– Esteban Torres Sagra (de Úbeda, Jaén)
– María Jesús Carrera Redondo (del Barco de Ávila, Ávila)
– Manuel Cubero Urbano (de San Fernando, Cádiz)
– Ziortza Moya Milo (de Ortuella, Vizcaya)
Cada microrelato tiene la sabrosura de la ironía y la creación delirante. Felicidades y yn cordial abrazo.
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