
Otros libros comentados:
· El silbido del arquero, de Irene Vallejo
· Tres días y una vida, de Pierre Lemaitre
· Sinuhe el Egipcio, de Mika Waltari
· Lección de anatomía, de Marta Sanz
· Pastoral americana, de Philip Roth
· El orden del día, de Eric Vuillard
· Medio sol amarillo, de Chimamanda Ngnozi Adichie
· El Jarama, de Rafael Sanchez Ferlosio
· El gigante enterrado, de Kazuo Ishiguro
· Todo cuanto ame, de Siri Hustvedt
· Canada de Richard Ford y Libertad de Jonathan Franzen
· Memorial del convento de Jose Saramago
· Intemperie de Jesús Carrasco
· En la orilla de Rafael Chirbes
· Suite Francesa de Irene Nemirovsky
· ¿Por qué fracasan los países? de Daron Acemoglu
A continuación publicamos una reseña del último libro leído este invierno en el taller de lectura del Ateneo Socio Cultural de Laguna de Duero. Desde esta página animamos a todas aquellas personas interesadas en compartir sus experiencias con la lectura a participar en el taller. Quien desee más información puede solicitarla en la siguiente dirección de correo electrónico: ateneosclaguna@gmail.com
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Autor del artículo: Javier Noriega
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Sin pretenderlo, las dos obras elegidas como última lectura del grupo en este curso –Carta de una desconocida, de S. ZWEIG y El honor perdido de Katharina Blum, de H. BÖLL- han presentado curiosas coincidencias. Ambas han sido escritas por hombres, en alemán (BÖLL de nacionalidad alemana y ZWEIG austriaco), con protagonistas femeninas cuyos destinos convergen en la desgracia que otros, hombres, provocan con su acción o su omisión. Dos mujeres protagonistas, sin pretenderlo, de su fatalidad. Y los dos libros, breves, publicados en el siglo XX, con 50 años de diferencia.
El título del primero de ellos, Carta de una desconocida, no engaña pues se trata de la carta que una mujer (de la desconocemos el nombre) dirige a un hombre (“R.”) que no es que no la conozca sino que la ha desconocido en tres ocasiones y con la que tiene un hijo sin saberlo. Así pues, es un relato explícito: su contenido responde fielmente a su título.
Planteado como un relato epistolar en primera persona del singular, el punto de vista de la protagonista es el del propio autor-narrador, al no dar entrada a más voces. Y, sin embargo, el autor parece estar permanentemente al margen: no hay juicios de valor sobre ninguno de los dos personajes principales, ni sobre su moralidad ni su comportamiento. Todos los personajes son presentados y conocidos a través de la mirada de la protagonista narradora: dos personajes principales –ella misma y “R.”- y varios muy secundarios.
Desde las primeras líneas sabemos que la narradora ha amado y ama apasionadamente a un escritor al que ha conocido de niña por vivir en el piso de enfrente, en el mismo rellano. Este amor-pasión se va a prolongar hasta su muerte inminente pues la novela no es sino una carta que llegará a manos de “R.” cuando la autora haya muerto y en la que le confiesa su identidad y los avatares de la relación.
Relato romántico, casi místico, lleno de pasión y melodrama en muchos casos, deja más interrogantes que claridades. ¿Por qué no descubre su identidad y su amor en los encuentros que tienen? ¿Por qué espera al momento de su muerte y con su hijo de cuerpo presente para revelarle su identidad y su vida dedicada en silencio a “R.”? Son 66 páginas apasionantes en las que un escritor penetra genialmente en el universo y en la mente de una mujer.
El segundo de los libros, y El honor perdido de Katharina Blum, de H. BÖLL, es un libro relativamente reciente (se publicó por vez primera en 1974) que trata, bajo la apariencia de un caso real, un tema tan candente hoy en día como son las consecuencias de la utilización del periodismo sin código ético: lo único que importa es el número de lectores y, por ende, las ventas y la influencia. Es la ejemplificación del dicho periodístico “no dejes que la realidad te arruine una buena noticia”.
La protagonista, Katharina Blum es una víctima de la libertad de expresión. Acompañante casual de un delincuente (lo que al parecer ella misma ignora) de poca monta es sometida por la policía a una investigación y a un interrogatorio tan exhaustivo como ridículo. Persona trabajadora, planificadora, ahorradora, intachable en fin, debe justificar la aparentemente rápida amortización de un préstamo hipotecario, los gastos en gasolina, el origen y relación con sus pocos amigos. Alguien presente en los interrogatorios se supone que informa a un periodista de un medio amarillo y, a partir de ese momento, su vida se transforma en un sinvivir. Además de tergiversar fantasiosamente y a voluntad la declaración de Katharina en virtud de un pretendido” interés público”, en posteriores artículos se entrevista al padre y a la madre de la protagonista, a su exmarido. Con idénticos resultados. Los antecedentes comunistas de algunos amigos, empleadores y del propio padre, sujetos que viven en la RFA en plena guerra fría, alientan aún más la presión. De tal modo que la vida tranquila, ordenada y metódica de esa mujer se convierte en un infierno. Y, por último, la pretensión del periodista de aprovecharse sexualmente de ella lleva a Katharina, con la misma frialdad, método y desapasionamiento que rige su vida, a asesinarle con la asunción de todas las consecuencias.
Dos novelitas fáciles de leer cuyas protagonistas lo son para su desgracia: las únicas acciones que desatan lo son para ruina.
Próximas lecturas para finales de septiembre:
Crimen y castigo de F. DOSTOYEVSKI Y Tus pasos en la escalera, de A. MUÑOZ MOLINA
Geniales comentarios Javier. A por el verano¡¡¡
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