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Iglesias, Sanchez y el Sr X

Autor del artículo: Andrés Hombría

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La lógica frustración producida por el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez ha sido, y es, uno de los temas centrales del debate político actual. La razón es sencilla: no parecía que las diferencias entre lo que UP pedía para apoyar la elección y lo que el PSOE estaba dispuesto a aceptar fueran tan insalvables. De echo la oferta “in extremis” de Pablo Iglesias de la renuncia a la cartera de Trabajo, a cambio de la gestión de las políticas activas de empleo parecía allanar el último gran obstáculo. Parece que respondió además a la sugerencia de alguien muy próximo al candidato y particularmente deseoso de que el acuerdo fuera posible ¿Odón Elorza quizá? Nótese que dicha renuncia significaba de hecho un aplazamiento del debate sobre la derogación de la última reforma laboral, es decir, de la línea roja que la CEOE había marcado con el apoyo casi explícito de la ministra de Economía (funcionaria europea en excedencia y aspirante a dirigir el FMI).

 

Aunque la explicación del “choque de los egos” parece cada vez más desacreditada, me referiré brevemente a sus inconsistencias. La renuncia de Iglesias a formar parte del Gobierno no sirvió para acercar las posiciones iniciales. Por el otro lado, los desplantes del candidato y algunos de sus allegados a UP parecen más un reflejo de impotencia que de prepotencia. Son, de alguna forma, la otra cara de las declaraciones del Sr. Sánchez a Jordi Évole en 2017. El relato de “los machos alfa” no aclara porqué el PSOE no buscó tampoco el apoyo de las otras formaciones cuyo voto o abstención necesitaba, y de hecho sólo consiguió el del PRC…que éste había anunciado espontáneamente tras las elecciones.

 

Los relatos dominantes sugieren tres protagonistas en el desacuerdo, con grados de verosimilitud diferentes. Por empezar con el que creo más injustificado, se señala la influencia de las indicaciones de Iván Redondo, convertido en algo así como el cerebro pensante de Moncloa. Por aclarar mi punto de vista, no creo que Sánchez sea alguien de la altura intelectual o ética de Olof Palme, pero estoy seguro que no es un idiota. Sabe perfectamente que los gurúes políticos pueden ser útiles para preparar y ejecutar un giro de timón, pero no para marcar la estrategia a medio plazo.

 

Sabe también sin duda a quién debe su vuelta a la Secretaría General del PSOE (Iceta, Armengoll, Elorza…). No ignoraba, no podía ignorar, que congelar los contactos para la formación de un gobierno hasta después de las elecciones de mayo conllevaba fortalecer a los barones que le defenestraron y perder margen de maniobra para su investidura. La hipótesis, pues, de una oscura maniobra del señor “X” por excelencia a través de los pesos pesados del partido socialista, tampoco parece sustentarse. Parece cada vez más claro que Felipe González es ya, por fin, “un jarrón chino” en la escena política española, al que ni siquiera el grupo PRISA da mucha cancha.

 

Quedaría un tercer sospechoso, éste colectivo: el que, por simplificar, denominaremos el IBEX35. ¿Se tratará entonces del señor “IBEX”? En este caso, parece haber más evidencia para justificar la autoría. Las declaraciones de dirigentes y organizaciones empresariales en contra de la presencia de “populistas” en el Consejo de Ministros son numerosas y recientes. Pero tales declaraciones forman parte del guion y responden, creo, cada vez menos a peligros reales para sus intereses. Dudo que a la banca, las eléctricas, la Comisión Europea o el FMI les preocupe lo más mínimo lo que pueda hacer el Gobierno en materia de Igualdad, Juventud y Deportes, ni que las políticas activas de empleo les quiten el sueño.

Tampoco creo que “los mercados” teman un fortalecimiento de Podemos si consigue entrar en el Gobierno. La experiencia nos dice que rara vez es así. Tales participaciones en minoría, logran, a veces, mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras, pero nunca redundan en avances electorales de las fuerzas minoritarias de izquierda, conduciéndolas además con frecuencia a desastrosas crisis organizativas. Definitivamente las élites económicas tenían poco que perder el 29 de abril y casi nada el 25 de julio.

Entiéndase, no estoy afirmando que los sospechosos anteriores sean completamente ajenos al resultado final. Pero creo, hay una desproporción evidente entre las resistencias al acuerdo y los costes previsibles de la parálisis política que causa. Me parece por ello una idea más fructífera preguntarse qué hubiera pasado si la aritmética parlamentaria hubiera permitido la elección de Pedro Sánchez.

 

Nada importante en agosto. Los medios llenarían sus espacios con insustanciales anécdotas sobre tomas de posesión, primeras medidas en el ministerio o comparaciones del gabinete con los de otros países desarrollados en términos de paridad de género o edad media. Pero a medida que se acercara la fecha de publicación de la sentencia del “procés”, el nerviosismo habría alcanzado límites insoportables. Y si, como es de temer se trata de una sentencia “ejemplarizante”, el gabinete y el bloque parlamentario que lo sustenta, saltaría por los aires. Evidentemente el PSOE, con o sin investidura de por medio, declarará su “respeto a las decisiones judiciales” y cruzará los dedos para que el TSJE arregle en parte el desaguisado sin sacar demasiado los colores al TS. Algo que tendría que esperar, al menos, una legislatura. Mantiene, supongo, la remota esperanza de que las condenas no sean tan desmesuradas como solicita la Fiscalía, pero cuenta, si no, con una conversión de última hora del PP o Ciudadanos, que harían del rechazo a cualquier tipo de indulto su precio por permitir la presidencia de Sánchez. La onda expansiva se llevaría por delante también los apoyos que tuvo Sánchez en las federaciones “periféricas” de su partido, dejándolo, aún más, a los pies de los caballos de sus barones. Buena parte de la ciudadanía catalana, no sólo la que se declara independentista, vivirá una sentencia dura como una continuación del “A por ellos” (con el riesgo que entraña la indefinición del referente del pronombre).

 

De todo este proceso sólo el Sr. Casado podría sacar algún beneficio (indirectamente también el Sr. Aznar), por que saldría menos tocado de él que sus competidores en la derecha. No pretendo sugerir con ello que Aznar, ni mucho menos Steve Bannon, sean quienes han orquestado el fracaso de la investidura. No creo que cualquier desgracia sea, necesariamente, el resultado de un envenenado plan largamente gestado. Me parece más razonable, es decir, más ajustado a los datos conocidos, pensar que es la imprevisible secuela de un plan, éste sí perfectamente orquestado por el Sr. Trillo-Figueroa durante el segundo mandato del PP, para protegerse de futuros procesos de corrupción y, de paso, zancadillear la acción de cualquier gobierno de otro signo que lo sucediera. Y cuyo primer fruto fue la sentencia del TC sobre la reforma del Estatuto de Cataluña. Más que ahondar en el tema, al que ya me referí en algún comentario anterior, recomiendo la lectura de los diversos artículos que el Sr. Pérez Royo ha dedicado al tema en “El País” y “eldiario.es”.

 

El futuro no parece muy alentador. Si el Sr. Rivera sigue en sus trece, y si el Sr. Sánchez no se convence de que no puede gobernar sin aliviar la tensión política en/con la sociedad catalana, no sólo no tendremos gobiernos progresistas. Lo que pasará, lo que de hecho está pasando ya, es que la calidad de nuestra democracia se resentirá más y las instituciones representativas vivirán un continuo “Políticos al borde de un ataque de nervios” sin previsible arreglo final. La imagen de la “Marca España”, ya   dañada por las imágenes de las cargas policiales del 1-O, perderá todo crédito en Europa y Pedro Sánchez tendrá que renunciar a su propósito de potenciar su (del país y del Sr. Sánchez mismo) perfil europeo. Sinceramente, creo que ni el “Sr. IBEX” puede ganar mucho con ello.

5 pensamientos en “Iglesias, Sanchez y el Sr X

  1. Un buen análisis del laberinto Hispano . Me pregunto, que hubiera pasado si el Sr. Iglesias hubiera aceptado una de las ofertas de Sr, Sanchez y con una vicepresidencia y tres ministerios de segunda división estuvieran ya en el consejo de ministros. ¿Como serían los próximos presupuestos o las sentencias del crochés?. ¿Se estaría trabajando en una reforma de la constitución? .
    Creo que se está ganando tiempo para que la ciudadanía se harte y se pueda conformar un gobierno de derechas con los votos del PSOE, vamos como en la anterior legislatura.

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