
Otros libros comentados:
· Carta de una desconocida de S. Zweig, y El honor perdido de Katharina Blum de H. Böll
· El silbido del arquero, de Irene Vallejo
· Tres días y una vida, de Pierre Lemaitre
· Sinuhe el Egipcio, de Mika Waltari
· Lección de anatomía, de Marta Sanz
· Pastoral americana, de Philip Roth
· El orden del día, de Eric Vuillard
· Medio sol amarillo, de Chimamanda Ngnozi Adichie
· El Jarama, de Rafael Sanchez Ferlosio
· El gigante enterrado, de Kazuo Ishiguro
· Todo cuanto ame, de Siri Hustvedt
· Canada de Richard Ford y Libertad de Jonathan Franzen
· Memorial del convento de Jose Saramago
· Intemperie de Jesús Carrasco
· En la orilla de Rafael Chirbes
· Suite Francesa de Irene Nemirovsky
· ¿Por qué fracasan los países? de Daron Acemoglu
A continuación publicamos una reseña del último libro leído este invierno en el taller de lectura del Ateneo Socio Cultural de Laguna de Duero. Desde esta página animamos a todas aquellas personas interesadas en compartir sus experiencias con la lectura a participar en el taller. Quien desee más información puede solicitarla en la siguiente dirección de correo electrónico: ateneosclaguna@gmail.com
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Autor del artículo: Javier Noriega
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El último libro publicado por A. MUÑOZ MOLINA, Tus pasos en la escalera, ha sido una de las dos lecturas veraniegas del grupo del Ateneo.
No descubrimos nada si desde el comienzo decimos que se trata de un relato de espera, incluso de esperanza, que poco a poco va mudando a desesperanza, como ocurre por ejemplo en Esperando a Godot, de S. BECKETT. Tienen en común estas dos obras que el (los) protagonista(s) se encuentran solos en un lugar inhabitual a la espera de que llegue alguien a quien necesitan (Cecilia, su esposa, en el primer caso; un tal Godot, en el segundo). Además de un libro de espera es también una historia de apariencias en el que la realidad fluctúa a lo largo de la novela.
El planteamiento es simple y lineal. Una pareja (cuyo punto de vista es aportado por el narrador-protagonista) ha decidido trasladarse definitivamente de Nueva York a Lisboa movidos no se sabe muy bien por qué (la pérdida de trabajo del hombre, la situación de inseguridad tras los atentados del 11S, de los que han sido testigos, la crisis climática…) El varón es quien se encarga de todas las gestiones: alquila o compra una casa en la zona alta de la Lisboa antigua, prepara la vivienda para el regreso de Cecilia quien, por su trabajo (es especialista en fisiología cerebral e investiga sobre los mecanismos de la memoria y del miedo), se ha quedado temporalmente en Nueva York.
La mayor parte de la novela versa sobre el acondicionamiento del lugar en el que vivirán, sospechosamente idéntico en su distribución y orientación al que poseían en Nueva York, a la distribución de los libros y de los enseres para que la esposa no encuentre demasiadas diferencias entre uno y otro. Esto, y los paseos por la parte de Lisboa en la que vive, da pie a reflexiones sobre el trabajo de Cecilia, sobre sus conclusiones a propósito de los límites de la realidad o, incluso, sobre el concepto de la realidad misma.
Cuando transcurrida una buena parte del libro y, sobre todo, a partir del último tercio, la tal Cecilia sigue sin dar señales de vida, el lector empieza a barruntar que algo raro ocurre. Que el nuevo apartamento coincida tan exactamente con el que tenían en Nueva York (la disposición de las ventanas, el estudio de Cecilia…), que la propia Cecilia tarde tantísimo en volver, presagian algo extraño en tanta normalidad aparente. Finalmente, cuando el protagonista (del que sabemos poco antes del final de la novela que se llama Bruno) comienza a confundir Lisboa y Nueva York, cuando se encierra en su casa repleta de provisiones a –poco más o menos- esperar el fin del mundo , cuando escucha el mensaje grabado en su contestador no se sabe cuánto tiempo antes (pero seguro que en Nueva York), nos damos cuenta de que está viviendo en dos realidades simultáneas, paralelas , o más bien una única realidad construida por la desmemoria y el miedo (o el miedo que provoca la desmemoria)
Y todo ello acompañado por reflexiones sobre neurociencia, por las historias leídas de otros ilustres solitarios, como la del almirante Byrd, que se encerró durante los seis meses del invierno austral en una cabaña en la Antártida, el capitán Nemo o Robinson Crusoe. Y sobre futuros aislados, aquellos riquísimos que compran islas remotas donde construir búnkeres, o búnkeres nucleares ya construidos a 30metros bajo la tierra del desierto de Nevada, que les permitan sobrevivir en caso de colapso del planeta.
Y la perrita Luria, trasunto del lector, observadora muda y pertinaz, fiel a su amo.
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