Desde este espacio sociocultural, donde al conocimiento se le pretende dar suma relevancia, pues ayuda a las personas a abrir la mente, a ampliar perspectivas, a valorar posiciones y a tratar de entender cómo funcionan las cosas que inexorablemente están sometidas a la constante espacio-temporal de causa efecto, quiero hablar de la necesidad de la cultura política como conocimiento básico para tratar de entender cómo estamos organizados socialmente y por qué, dentro de los distintos modelos socio-organizativos, pasa lo que pasa y se obtienen los resultados que se obtienen.
Quiero hablar de la necesidad de la cultura política como conocimiento básico para tratar de entender cómo estamos organizados socialmente.
Todo es política. O sea, todos los aspectos de la vida están alcanzados por la política y determinados desde la política. Por tal motivo, la cultura política es mucho más importante de lo que a simple vista se puede pensar. Ignorar tal cosa, pone en peligro nuestro modus vivendi y el modus vivendi de la sociedad; además de hacernos mucho más manipulables desde los dogmas políticos, económicos y mediáticos.
La cultura política es mucho más importante de lo que a simple vista se puede pensar.
Bertolt Brecht escribió que: «El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las judías, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales” . Creo que tal afirmación no tiene desperdicio por lúcida y por ser una llamada de atención a quienes creen que la política les es ajena y no les va nada en tal asunto.
Seguramente que muchas veces nos hemos preguntado: ¿por qué la vida tiene esta carestía? ¿por qué la vida tiene esta organización? ¿Por qué existe tanto político corrupto? ¿por qué nos pasa esto o lo otro? … Tal vez las respuestas a estas preguntas las encontremos en las líneas de ese texto de Bertolt Brecht y, si sabemos leer entre líneas, tal vez hallemos la respuesta sobre todo lo que está sucediendo en estos tiempos… Tal vez la crisis (esta que padecemos y cualquiera otra del pasado y del futuro) no deviene, en términos estrictos, de la forma en la que actúan los políticos, sino de nuestra dejadez con respecto a la política… si la soberanía reside en el pueblo, ¿por qué hemos abdicado despreocupándonos del cuidado de lo que a ella atañe?…
… de nuestra dejadez con respecto a la política… si la soberanía reside en el pueblo, ¿por qué hemos abdicado despreocupándonos del cuidado de lo que a ella atañe?…
Ha pasado mucho tiempo desde que Bertolt Brecht hizo esta afirmación, poco han cambiado las cosas, aunque de poco tiempo acá, mucha gente que estaba ajena o despreocupada de las cosas de la política y de los quehaceres de los políticos, ha levantado la vista y ha empezado a mirar al cielo a pesar de los ímprobos esfuerzos de algunos capataces del poder para que mire al dedo.
Y es que no es lo mismo conocer que creer, la diferencia es la que hay entre ver con ojos propios o con ojos ajenos… y en los asuntos de la política más nos vale ver con ojos propios, pues en ello nos va nuestro pan, nuestro techo, nuestra salud… y el presente y el futuro de nuestros hijos… cada una de nuestras decisiones es una causa que produce sus efectos… y no es lo mismo tomar las decisiones de forma informada que desinformada, pues entre una y otra forma media un abismo por el que se puede despeñar nuestro presente y nuestro futuro y el de nuestro hijos…
No es lo mismo tomar las decisiones de forma informada que desinformada […] Al “ejército de listillos” solo podrá vencerle otro de listos…
En cualquier caso, la cultura política nos hace más fuertes en el desenvolvimiento diario en esta sociedad sembrada de intereses y, por el contrario, la incultura política nos deja inermes e indefensos en esta batalla disimulada por los recursos, donde las apariencias engañan bastante… y es que al “ejército de listillos” solo podrá vencerle otro de listos…
Tú eres soberano/a de tus propios actos, tú decides.
El gallo del Alba.
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