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En el 78 me planteaba cómo sería Laguna veinte años después

Francisco Delgado fue alcalde de Laguna entre 1979 y 1983. Fue el alcalde más joven de España. Posteriormente fue presidente de la Diputación de Valladolid. Recientemente, personajes históricos del PSOE provincial le han puesto como ejemplo de gestión, y como una persona adelantada a su tiempo. Fernando Berdugo, secretario del Grupo Provincial del PSOE,  señala en la revista Tesos y Espadañas: “Fue un adelantado a su tiempo y quien sembró las bases de las políticas y los programas que hoy en día se desarrollan en la Diputación Provincial”. Durante la conversación se demuestra esto último, especialmente cuando señala que en el 78 se planteaba cómo sería Laguna veinte años después.

Francisco Delgado nos ha contado algunos retazos de aquella experiencia y cómo la vivió junto a los compañeros del PSOE, del PCE y de UCD que le acompañaron en aquella primera corporación democrática.

La conversación se desarrolló en dos momentos, aunque por su continuidad argumental la reproducimos en un solo texto. Eso sí, la dividimos en dos partes. En la primera, están presentes, aparte de Francisco, Carmelo García y Carlos López. Es la continuación de la publicada hace unos días bajo el título de “Cuatro amigos de Laguna”. El contenido versa principalmente sobre las necesidades existentes en Laguna en la primera legislatura de la democracia.

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En la segunda parte, la entrevista se mantiene con Francisco Delgado y se centra en las dificultades que se encontró, derivadas del paso de la dictadura a la democracia, y de la consolidación de ésta.

Comenzamos la conversación sobre las primeras elecciones democráticas en Laguna repasando como estaba integrada aquella corporación municipal. Francisco Delgado recita de memoria la lista del PSOE de Laguna en 1979.

Francisco Delgado: Bajo siglas socialistas iban dos compañeros del PCE: Lázaro Vallelado y Ángel Arribas. No por imposición, sino por convencimiento de la propia izquierda de Laguna. También nos acompañaba algún militante de UGT.

Los concejales del PSOE que salieron elegidos fueron:

  • Francisco Delgado
  • Honorato Rodríguez
  • Juan Santos
  • Lázaro Vallelado (PCE)
  • Mariano Delgado
  • Manolo González (UGT)

Más tarde, en esa primera legislatura, Pedro Alonso entró por Manolo González, ya que este último dimitió por desavenencias en el trazado de la carretera.

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Arriba, de izquierda a derecha: Santiago Pérez, Antonio Martín Marchena, Alejandro Domingo Rico, Mariano Delgado, Paco Toral, Juan Santos, Alejandro Marqués y Ángel Arribas Abajo, de izquierda a derecha: Carmelo García, Honorato Rodríguez, Lázaro Vallelado, Francisco Delgado, Manolo González, Pedro Alonso, Mariano de Fuentes Abajo, con el cartel en las manos: Kiko

Por UCD fueron concejales:

  • Pablo González
  • Teodoro Herrera
  • Jesús Gutiérrez
  • Antonino Martín
  • Ricardo Sánchez

¿Y cuáles eran los principales retos cuando accediste a la Alcaldía?

Francisco Delgado: Era un municipio complicado. Tenía 3.000 o 3.500 habitantes y las carencias eran importantes. Las calles no estaban asfaltadas, el alumbrado era de bombilla, la consulta médica no reunía las características que necesitaba la atención sanitaria. Había que pedir de todo, y en aquel tiempo los ayuntamientos no tenían recursos, ni competencias. Dependías del gobernador civil o de la diputación.

Además, en Laguna estaban a punto de terminarse 1.500 viviendas, y a razón de 3 o 4 personas por vivienda iban a llegar 5.000 o 6.000 personas a las que no podías dar colegio, ni ningún otro  servicio.

Francisco Delgado: «A finales de los años 70, a Laguna iban a llegar 5.000 o 6.000 personas (Torrelago) a las que no podías dar colegio, ni ningún otro  servicio»

Por otro lado, con relación a Torrelago, había temores fundados de que las casas se iban a caer. Sí, eran temores fundados. Las condiciones del subsuelo no aguantaban los edificios. Ten en cuenta que hubo que construir pilotajes para que se sustentaran las torres.

¿Y cómo fueron los inicios como alcalde de Laguna?

Cuando llegamos al Ayuntamiento no conocíamos la realidad. A mí me costó mucho trabajo encabezar la candidatura, ya que intuía que iba a ser muy difícil gobernar debido a que Laguna era un pueblo muy complicado y tenía una gran problemática. Me convencí gracias al apoyo del PSOE de Valladolid, ya que me aseguraron que me iban a facilitar apoyo y asesoramiento.

Pero a los seis meses me nombraron en el PSOE de Valladolid Secretario de Política municipal a nivel provincial, por lo que era responsable de lo que había que asesorar o resolver en el conjunto de los municipios de la provincia. Ese día me di cuenta de que a mí nadie me iba a echar una mano, ni a mí ni a los socialistas de Laguna, porque no había conocimiento. La problemática era dura.

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¿Y cuáles fueron las principales satisfacciones?

Si tuviera que señalar la principal satisfacción, creo que la mayor fue el día en que en Valladolid, entonces las cosas se aprobaban en Valladolid o Madrid ya que no existía la Junta, nos concedieron la construcción del Centro de Salud y el aumento de la plantilla de médicos. Recuerdo que el primero con el que me encontré fue con Alejandro Marqués, militante y fundador del PSOE ya fallecido; subió conmigo al Ayuntamiento y disfruté tremendamente contándoselo.

También fue muy satisfactorio, aunque nos supuso mucho trabajo, frenar la urbanización de Torrelago. Los vecinos de Torrelago nunca lo entendieron, ya que pensaban que estábamos en contra. Pero la realidad es que no se podía construir 4.500 viviendas más.

Francisco Delgado: «Mi mayor satisfacción fue la construcción del centro de salud»

Recuerdo asimismo con agrado el cambio profundo en la vida social en Laguna, que se puede representar en las fiestas, pero que era mucho más que eso. Fue un cambio social y cultural muy grande: se logró implicar a la ciudadanía en las celebraciones festivas.

Y finalmente una apuesta personal, que para mí fue un símbolo: el primer barrio que se asfaltó en Laguna fue el de Villalatas, antes incluso que la plaza del ayuntamiento.

En aquella legislatura quedaron muchas cosas proyectadas.

¿Y cuál fue la mayor espina?

No haber culminado la mayor integración de Torrelago desde el punto de vista urbanístico, ya que el social sabía que iba a llevar mucho más tiempo. No obstante, de alguna manera, en la primera legislatura, la integración urbanística quedó planeada, ya que quedó proyectado la urbanización de Prado Boyal y el desarrollo de La Nava, y eso era clave para que Torrelago quedara no rodeado, pero sí integrado, en una malla urbanística. Yo no lo vi culminado pero sí proyectado.

Francisco Delgado: «La principal espina de mi etapa como alcalde fue no ver culminada la integración de Torrelago en Laguna»

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¿Cuánto tiempo estuviste como alcalde?

Estuve una legislatura. La segunda fui concejal y presidente de la Diputación. La Alcaldesa fue Pilar Ferrero. A continuación entró Jesús viejo como alcalde, por la lista del PSOE.

¿Cómo eran entonces los plenos? ¿La oposición ayudaba?

Yo estoy satisfecho, ya que en aquel tiempo la oposición mostro apoyó en los temas centrales. Lo que es hoy Laguna quedó, con muy pequeños cambios, proyectado en aquella legislatura.

Entonces se comienza a gobernar en las instituciones, y se hacía de otra manera. Oposición y gobierno estaban todas a una, porque faltaba de todo.

En este momento interviene Carlos López: es verdad que hacía falta de todo. Hoy en día faltan cosas, pero ya hay muchas hechas.

No obstante siempre he tenido una espina clavada. Me dijo alguna vez tu hermano (se refiere a Mariano Delgado) , que la mayor dificultad para que se industrializase Laguna la ponían en Valladolid.

Francisco Delgado: puede ser, quizás no en aspectos generales pero sí en proyectos concretos. Puede ser cuando se construyó el estadio o abrió Carrefour, eso podía ser competencia para Valladolid, y Valladolid lo frenaba. Puede ser que en aspectos puntuales fuera así, que en Valladolid se pusieran frenos. Pero con carácter general, por ejemplo, si quisieras construir un polígono industrial, no.

Señalas que en aquellos años quedó proyectada la Laguna de Duero actual. ¿Y cómo la imaginabas?

En ese sentido, y discutí mucho con los concejales, les preguntaba: ¿queremos ser Las Rozas o Majadahonda o deseamos ser Getafe o Parla? Yo en esa apuesta siempre quise que fuéramos Majadahonda o las Rozas, y que Getafe o Parla fueran otras localidades. Esta discusión la tuve con los concejales hace 35 años.

¿Y cómo se gobernaba entonces?

Quiero hacer una reflexión. Cuando Felipe González llega a la Moncloa, y hasta el propio González lo ha reconocido en alguna ocasión, saber qué había que hacer era fácil: integrarse y homologarse con Europa. Podía ser difícil hacer eso, pero el camino estaba trazado. Se sabía a dónde había que llegar. Ahora se está en Europa y ya es más complicado saber hacia dónde ir.

En los ayuntamientos era igual. Era fácil saber qué había que hacer. Había que dotar a los municipios de infraestructuras básicas y de servicios. Asfaltabas las calles, ponías escuelas y médicos, y ya habías cumplido. De lo que había que hacer éramos conscientes, el problema radicaba en los recursos. Y entonces era más fácil traer financiación de Madrid, si te movías bien, que instaurar impuestos municipales.

Entonces no había impuestos. Piensa que la fiscalidad tal y como la entendemos hoy se genera en la primera legislatura de Felipe González. Entonces no contábamos con impuestos, se vivía de pedir y de moverse con habilidad.

Antes te comentaba que la mayor satisfacción que tuve como alcalde fue conseguir que se construyera el centro de salud. Cuando se inició el proyecto, llamé a Frigidiano (era el médico de Laguna entonces) y a un arquitecto (Luis Añibano) y les dije: hacedme un proyecto de Centro sanitario que valga para 15.000 o 20.000 habitantes. Fuimos a Valladolid los tres, y en alguna ocasión también nos acompañó Pablo (UCD); yo les invitaba [se refiere a los concejales de UCD] porque eran quienes podían financiarlo.

Francisco Delgado: pedí al médico de Laguna y a un arquitecto que hicieran un proyecto de Centro sanitario para 15.000 o 20.000 habitantes.

En Valladolid les dije, esto es lo que tenemos que hacer en Laguna. Ellos te decían que no había dinero, y yo les comentaba: si no venimos a pedir dinero, solo quiero que nos digáis si este proyecto es válido o qué correcciones hay que hacer. De la financiación hablamos después.

Lo que quería era asegurarme de que el proyecto era correcto. Luego, tanto Useros como Emilio Zapatero, máximos responsables de la sanidad provincial, me ayudaron. Ellos llevaron el proyecto a Madrid y lo aprobaron. Esa fue mi mayor satisfacción. Si eso pensabas financiarlo con fiscalidad propia era imposible, pues no se recaudaban apenas tributos.

¿Qué echáis de menos en Laguna ahora?

Interviene Carmelo García: antes te conocías con todos, te saludabas, y ahora no. Antes estábamos todos preocupados e implicados con el pueblo. Ahora veo a los responsables y a la oposición que van a por los votos, pero no están implicados con el pueblo o por el pueblo. Ahora el que gobierna dice una cosa y el de la oposición la contraria, aunque no lleven razón.

Francisco Delgado: digo una cosa desde la perspectiva de llevar tiempo fuera. Lo que le falta a Laguna es un proyecto de pueblo o ciudad. Laguna fue construyendo durante una época. En un momento Jesús Viejo pierde la perspectiva, y desde entonces no se ha recuperado el pueblo. Hace falta que un partido abandere un proyecto de pueblo e ilusione al ciudadano.

Las mayores discusiones entre nosotros en aquella época no eran por ocupar un puesto, eran por lo contrario. Los mayores enfrentamientos que tuve con Lázaro eran porque yo quería que encabezara él la lista. Ahora hay demasiada ambición personal y poca visión de las necesidades de la comunidad, y de la política en sentido estricto. Hemos perdido la perspectiva de que el poder es de los ciudadanos.

En aquel momento los plenos eran como una mesa redonda. El enfrentamiento más duro con UCD fue cuando se planteó quitar la simbología del franquismo. A UCD le costó mucho retirar las fotos de Franco, la Cruz de los Caídos de la Iglesia…

Francisco Delgado: también hubo enfrentamiento, eso sí, muy soterrado, derivado de cómo se celebraban las fiestas. Ahí Lázaro me ayudó mucho. En las fiestas el protagonismo era de la Iglesia y de la guardia civil. Y del médico y de la farmacéutica. De los poderes fácticos o no fácticos. Los poderes reales. El alcalde y los concejales subían en volandas.

No obstante yo era consciente que había que realizar un cambio, y que había que paganizar las fiestas. Se trataba de que, sin dejar de ir a la iglesia, hacerla lo más pagana posible. Pero tenías que seguir yendo, porque si no ibas les cedías el puesto a ellos.

Francisco Delgado: «En aquellos años había que propiciar un cambio social, y se reflejó en las fiestas. Era consciente de que había que paganizarlas»

Yo me acuerdo de que me enfrenté a mi hermano, porque él era muy purista. Se enfrentaba a la guardia civil y no quería ir a la iglesia. Tuve que discutir con él, y le dije: esta guardia civil que odias tanto es la nuestra, la que tenemos, porque ya estamos en democracia. Y yo no quiero subir solo a la iglesia, y por tanto necesito que subas tú, y hay que procurar que vayan las peñas, porque de ese modo cambiamos cómo se va a la iglesia. Fue en ese momento cuando comenzaron a subir las peñas.

En aquellos primeros años de legislatura cambiamos la simbología del franquismo, las fotos, la cruz. Y el desfile de peñas viene de ahí.

Francisco Delgado: «El desfile de peñas comienza a realizarse tal y como lo conocemos en aquella legislatura»

Carlos López: fácil no tuvo que ser, porque aún quedan en muchos pueblos calles dedicadas a los protagonistas de la dictadura.

Francisco Delgado: en Laguna no quedó ninguna calle en la primera legislatura. Se hizo prudentemente, pero no quedó ninguna.

Carlos López: Lo que menos me gusta de Laguna actualmente es que se ha convertido en una ciudad dormitorio. Me ha gustado más cómo se ha desarrollado Arroyo, ya que es un pueblo que tiene industria, empresas, y que crece más que Laguna.

Laguna no ha aprovechado estar al lado de FASA, de la RENFE, ni tampoco el medio ambiente que tiene. No se ha aprovechado como Ciudad Verde.

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Francisco Delgado: no tiene sentido un Río Shopping en Arroyo y que no se haya creado algo parecido en el parque de ocio de Laguna. El resultado actual son los últimos quince años de Jesús Viejo. No ha existido un modelo de pueblo.

Carlos López: Laguna es un pueblo sin identidad. Recuerdo una vez que hablé con una jueza y su marido, director de una parte de sanidad de CyL. Les pregunté por qué habían venido a vivir a Laguna. Ellos me contestaron: antes hemos estado en Arroyo, en La Cistérniga, pero finalmente nos hemos decidido por Laguna por la naturaleza. Por el verde, y el agua que fluye por todos los sitios.

Y es vedad, todo esto se debería haber explotado. Y eso no  tiene que quitar crear una cierta industria. Pero no puede ser que no sea solo una ciudad dormitorio.

Francisco Delgado: «Los países cambian cuando tienen gobernantes de talla de estado, que proyectan su país para 20 o 30 años»

Francisco Delgado: los países cambian cuando tienen gobernantes de talla de estado, que proyectan su país para 20 o 30 años. Y en las ciudades es igual. Si tienes un mal gobernante, que lo único que ve es hacer algo para hoy, para “ver si gano las elecciones”, siempre tendrás un mal pueblo.

Para transformar Laguna es necesario trabajar a 20 o 30 años vista, pero eso requiere un grupo de personas que estén dispuestos a proyectar Laguna para 20 o 30 años. Aunque no lo vean. Ojo, eso es lo que se hizo en el 79, proyectar un pueblo para las décadas siguientes. A Jesús le sobraron 15 años, y por ello en vez de Rio Shopping tenemos el Parque Laguna actual.

Unos días más tarde nos reencontramos con Francisco Delgado. Y continuamos la conversación. Pero ahora no nos centramos en el cambio físico del pueblo, sino que charlamos sobre el cambio político, sobre la transición desde la dictadura a la democracia.

Francisco recuerda que hubo que afrontar dos retos. El primero, el de un pueblo con pocos servicios, que carecía de lo más elemental. El segundo, transformar una ciudadanía que había vivido 40 años de dictadura, y a la que había que enseñar a vivir en democracia.

Francisco Delgado: en el 79 teníamos dos grandes retos. El primero, la transición a la democracia. El segundo, dotar de servicios e infraestructuras al municipio.

Francisco Delgado: La dinámica de los ayuntamientos hoy en día no tiene nada que ver con los ayuntamientos de aquella época y la sociedad tampoco. Por suerte es muy distinta.

Cuando venía hasta aquí pensaba: a veces uno tiene la sensación de que se ha quedado antiguo. Sobre todo cuando echas la vista atrás; el tres de abril hizo 36 años de las elecciones del 79. Entonces lo más importante era que habíamos salido de la dictadura. Era el reto y la obsesión de los que estábamos en política: cómo se había salido de la dictadura y cómo se podía consolidar la democracia.

No se puede olvidar que las elecciones municipales fueron en el 79, y que en el 81 hubo un golpe de estado. La clave en aquel momento era qué tenían que hacer los ayuntamientos para mantener y consolidar la democracia.

Yo recuerdo algunas frases, que creo que son claves, que se decían fundamentalmente desde la izquierda. Una de las más relevantes era que los ayuntamientos se habían convertido en escuelas de democracia.

«Los ayuntamientos eran escuelas de democracia»

Los ciudadanos, dicho con todo respeto, no tenían práctica democrática. Llevábamos mucho tiempo en dictadura, 40 años o más, y la dinámica social, y más en el medio rural, aunque estuvieras cerca de Valladolid, incluso en la propia ciudad de Valladolid, era una dinámica relacionada con las prácticas dictatoriales, en todos los sentidos. Y no digo ya en lo referente a la represión, aunque algo existía. Sino especialmente en la práctica del comportamiento democrático, de la convivencia social, de que el ciudadano se sintiera con derechos, en una sociedad libre y democrática. Eso no existía.

Escuelas de democracia y participación ciudadana eran las claves. Y el de Laguna enarboló alguna de esas banderas.

¿Y qué hicieron los ayuntamientos?

Generar dinámicas muy importantes: la primera la participación ciudadana, sin llegar a tener procesos asamblearios, pues en la práctica no son buenos, y la segunda que los ciudadanos se sintieran próximos al ayuntamiento.

Hoy en día los procesos asamblearios que tiene Podemos no son positivos, pero en aquella época una de las claves era la participación ciudadana, y que esa participación ayudara a que hubiera comportamientos democráticos en los propios ciudadanos.

«La primera clave era fomentar la participación ciudadana y constituir desde los ayuntamientos verdaderas escuelas de democracia»

Otro tema clave fue cómo generar una sociedad con servicios sociales y tendente hacia el bienestar, entendido del mismo modo que la construcción de la democracia. Los ciudadanos que tuvieran más dificultades, del tipo que fueran, de déficit cultural, económico, social, etc., debían estar asistidos, tener ayudas desde las instituciones para que pudieran mejorar sus condiciones de vida como el resto de los ciudadanos.

«Era muy importante extender los servicios sociales, construir una sociedad del bienestar»

Había por tanto tres claves que redundaban en lo mismo: constituirte en escuelas de práctica democrática, de participación ciudadana y construir una sociedad del bienestar, no económico, sino social. Esos eran los pilares de lo que se hacía en los ayuntamientos.

Franco se murió en el 75, y las primeras elecciones municipales fueron en el 79. Las primeras elecciones generales, en el 77, sí dieron algunas pautas democráticas ya que fuimos a votar. Pero eso no llegaba a los pueblos. Las prácticas democráticas quedaban reducidas a los diputados en el Congreso. Por otra parte, entre el 77 y 79 los ayuntamientos que seguían existiendo eran ayuntamientos de la dictadura.

¿Por qué señalas que los ciudadanos no tenían hábitos democráticos?

Cuando digo que los ciudadanos no tenían práctica democrática, me refiero a que no había hábitos democráticos en la sociedad. Por ejemplo, la dificultad para acercarse al ayuntamiento, para ejercer sus derechos, en definitiva para reivindicarse como ciudadanos libres con derechos frente a cualquier institución política, económica… Tenías que empujarles a que se sintieran ciudadanos libres. Ese era el reto de los ayuntamientos, hacerles ver que lo público era de ellos, no del cura,  o del resto de las fuerzas vivas.

Francisco sonríe y señala: Aquello sí era “casta”. El poder y la propiedad de lo público la detentaban ellos (se refiere a las fuerzas vivas existentes entonces) y los ciudadanos no contaban para nada.

A veces pienso que cuando cuentas estas cosas, hay dos formas de verlo: por un lado, esto está superado, son cosas de hace 40 años, son batallitas. Pero por otro, parte de lo que ocurre ahora tiene que ver con ello. De ahí la aparición de Podemos. Lo cierto es que los partidos políticos actuales tienden a pensar que el poder son ellos. Y las instituciones deben estar al servicio de los ciudadanos y no al revés.

Actualmente los gobernantes parece que piensan que la democracia se construye cada cuatro años, cada vez que se vota, y que a partir de ahí existe una delegación no solo de responsabilidades, que la hay, sino también de las decisiones y un adueñamiento de las instituciones sin tener que mirar a los ciudadanos. Esa falta de práctica democrática, que se ha apoderado de los partidos políticos clásicos, atendiendo casi exclusivamente a los intereses de la oligarquía del partido, hace que aparezcan formaciones como Podemos, que en realidad lo único que reivindican son los principios democráticos que nunca deberían haber perdido los partidos tradicionales. Parte del discurso que hace Podemos tiene que ver con esto.

«Lo cierto es que los partidos políticos actuales, tienden a pensar que el poder son ellos, y las instituciones deben estar al servicio de los ciudadanos y no al revés»

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Francisco Delgado tras la entrevista.

La conversación gira hacia cómo se militaba en los partidos políticos en aquellos años.

¿Era fácil militar en el PSOE en aquellos años?

Tras la muerte de Franco respiramos más tranquilos.

¿En el 81 sentisteis miedo?

En el 81 sí sentimos miedo, no tanto personal pero sí por nuestras familias. Lo que no resolvías era el miedo y responsabilidad ante tu familia. Mi hijo tenía 6 años y en ese sentido sí tenías miedo.

Recuerdo que entonces tenía un nivel de comunicación alto con el partido en Madrid. Era muy amigo de Enrique Mújica y tenía buenas relaciones en los círculos de Ferraz. Yo tuve información de que había riesgos, uno o dos meses antes. A la gente que entendíamos que tenía riesgo, y lo llevábamos con discreción desde Valladolid y desde aquí, pero a la gente que entendíamos que tenía riesgo se le advirtió. Teníamos un plan de lo que había que hacer. No había que salir corriendo pero tampoco correr riesgos. Y el plan lo pusimos en marcha.

En Laguna hay testimonios de que en la noche del 23 F vecinos se pusieron la camisa azul y se fueron a Farnesio a esperar órdenes. Los lugares duros en Valladolid eran Farnesio y la Academia de Caballería.

Miedo personal no tuve, pero sí cuidado para preservar a los míos, y sí hice un plan discreto para que las personas con riesgo no pasaran la noche en casa y estuvieran localizadas. Estuvimos comunicados (hubo un esquema de localización).

En el año 36 al primero que mataron fue al Alcalde. Por la experiencia que hubo en el 36, y en Laguna fue muy dura, lo que aprendimos era que había que tener cuidado en los primeros momentos. No tanto los días siguientes, sino esa noche. Había que tener precaución durante las primeras horas y así lo hicimos.

¿Es en el 82 cuando se consolida la democracia en España?

Yo creo que no, hasta el 85 o 86 no se consolida. Es cuando se entra en la Unión Europea.

Seguimos charlando, sobre distintos temas de la política y Laguna. Sobre el momento político actual. De la lejanía entre los partidos y los ciudadanos. Sobre la necesidad de plantear un modelo de pueblo en Laguna. Pero todo ello, lo dejaremos para más adelante.

Un pensamiento en “En el 78 me planteaba cómo sería Laguna veinte años después

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