Autor del artículo: Miguel Castro Villar
El Ateneo Sociocultural de Laguna de Duero, nos regaló el día 16 de Octubre con otra magnifica charla-coloquio. En esta ocasión dos profesionales del periodismo (Pedro Vicente y Diana Gutiérrez) nos deleitaron con su saber y su mirada crítica, sobre el momento que vive esta profesión siempre cuestionada.
Entre otras muchas cosas, nos comentaban lo difícil que le resulta ahora a un periodista mantener la independencia y la imparcialidad. De cómo esa visión romántica que acompaña a la mayoría de estudiantes durante su periodo universitario se desvanece y se frustra cuando se enfrentan a la cruda realidad del mercado laboral y a las presiones a las que se ven sometidos en las redacciones de los distintos medios. Al fin y al cabo un periodista no deja de ser una persona más o menos normal, con las mismas necesidades que el resto de los humanos – comer, mantener una familia y pagar una hipoteca- y no todo el mundo está dispuesto a heroicidades “para que resplandezca la verdad”. Ya les decía a sus reporteros el dueño de un periódico Estadounidense allá por los años veinte “No dejéis que la verdad os estropee una buena noticia”
En estos tiempos en que los grupos de información están en manos de la banca y la mayoría depende de la publicidad en general, y la institucional en particular – excepto alguna honrosa excepción de prensa digital – ya no es necesaria ninguna exhortación, los directores y jefes de redacción ya saben de antemano “con quien se juegan los cuartos”.
Ambos conferenciantes nos advertían de no dar pábulo a las noticias sin contrastarlas con distintas fuentes, pero resulta que la contaminación informativa, está cada vez mejor disimulada y más generalizada. Además el delito y los detalles realmente escabrosos se difuminan, o pasan a un segundo plano con el debate de quien ha podido hackear y filtrar la información.
Cuando al exministro de Interior Fernández Díaz – sí, ese que se dedicaba a poner medallas a las vírgenes – le descubrieron el “chiringuito” que tenía montado con su “Policía Patriótica” para ir contra independentistas catalanes y contra Podemos –“esto hacemos una gestión y la fiscalía te lo afina”- pues el tipo se ofendió e indignó muchísimo porque aquello se hubiera filtrado a la prensa y por ende a la opinión pública. En vez de haber tenido la decencia de dimitir, aplicó el dicho “si no puedes negar las malas noticias inventa otras que las distraigan”.
Hay un factor importante a tener en cuenta y en el que todos debemos hacer examen de conciencia, ¿estamos dispuestos a asumir la verdad venga de donde venga? porque si es así ¿Por qué leemos la prensa y a los periodistas que más coinciden con nuestra ideología, o con nuestra forma de interpretar la vida y lo que es justo y no lo es?, de alguna manera ¿no estamos predispuestos a creernos lo que nos cuenten dependiendo de quién nos lo cuente? Mark Twain, el gran escritor del Misisipi, decía que “es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada”. Además todos sabemos que el lenguaje político está diseñado para que las mentiras suenen verdaderas. Por eso es tan importante que la prensa sea imparcial, la información veraz, la investigación valiente de los hechos, pese a quien pese, es la mejor arma de que dispone el ciudadano para protegerse de la tiranía del Estado, porque todo Estado, por muy aperturista, progresista o liberal que pretenda ser, siempre intentara manipular la voluntad de los ciudadanos para ejercer el máximo poder sobre ellos. Apoyar a la Prensa independiente, a los periodistas valientes y comprometidos, es probable que nos haga sentir un poquito más libres. Nos seguirán mintiendo, pero al menos seremos conscientes de ello. Por si puede servir de consuelo.
“Periodismo es imprimir lo que otros no quieren que se imprima. Todo lo demás son relaciones publicas”
George Orwell