Autor: Javier Rodríguez Abad
Bajo este lema se presentó, por parte de ATENEO LAGUNA, el pasado 8 de Marzo una interesante charla y posterior debate, al que concurrió o buen número de asistentes.
Este es el enlace del vídeo, en el que podeis ver la conferencia: https://youtu.be/da4F1TqHG24
La conferencia fue impartida por Carolina García Conde, profesora y educadora ambiental. Imparte su docencia en el Reino Unido y reparte su tiempo con nuestro país.
Nuestro compañero Tomas Bragado hizo las veces de introductor del personaje, mostrándonos a Carolina como un experta conocedora de “este mundo”, mundo que cada día es más conocido, pero no por ello menos intrincado y porque no decirlo, más preocupante. Sabemos por los medios de comunicación, hasta la saciedad, la importancia del tema; nos bombardean de continuo con eslóganes y mensajes sobre la “maldad” del uso y abuso de los plásticos. No se pretende eliminarlos, ya que conforman y desde hace mucho tiempo, una muy importante parte de nuestro sistema de vida. Los plásticos, hay una variedad inmensa de ellos, llevan en nuestra sociedad muchos decenios y ahora ya no sabríamos vivir sin su uso. Nos han facilitado la vida y en los hospitales, por citar un ejemplo importante, son necesarios y se podría decir que al día de hoy, imprescindibles. Muchos elementos de seguridad usados en el día a día, son de plástico. Nuestros vehículos se componen de números elementos construidos con diversos tipos de plástico y que decir de nuestras construcciones, en todos los ámbitos está presente el plástico y no parece, al menos a corto plazo, podamos sustituirlos por otro material. El plástico es ligero, resistente y con él podemos adoptar infinidad de formatos y dotarlo de colores a nuestro antojo. Pero ahora bien, todas estas ventajas del plástico encierran una trampa, su uso desmedido e indiscriminado para “todo” y por “todo” y a estos si se puede y se debe poner COTO.
El uso excesivo de plástico, como en envases para bebidas, recipientes para contener alimentos, vajillas de usar y tirar y las omnipresentes BOLSAS DE PLASTICO, han hecho que nuestra sociedad ¿empiece? a concienciarse que ya es un problema de muy difícil solución. Por ejemplo: 14 bolsas de plástico equivalen al consumo de combustible de un vehículo durante una hora de funcionamiento; añádase la carga de aditivos y otros componentes, altamente contaminantes, que esta bolsas y recipientes añaden en su fabricación y tengamos muy en cuenta que NO SE DEGRADAN. Los podremos encontrar en nuestros mares y vertederos dentro de más de 400 años y aún más catastrófico, a lo largo de su vida van destruyéndose en pequeños trocitos, microplásticos, que de forma invariable invaden los mares y océanos, siendo ingeridos por los animales marinos y finalmente a los humanos. Siempre acaban en algún punto de la cadena trófica.
Desde su descubrimiento y divulgación en los años 40/50 del pasado siglo, se han liberado a los mares y a la naturaleza más de 9,2 billones de toneladas de plásticos y siguen ahí y lo peor es que llagamos tarde a la gestión de estos desagradables residuos. Se conoce, pues la TV y los medios de comunicación así viene mostrándonoslo, la existencia de auténticas islas de plástico en medio de los mares, ríos de plástico de orillas completamente cubiertas de esos elementos, que en algún momento nos fueron útiles pero que llegado el momento de desprendernos de ellos, no sabemos cómo hacerlo; lo más fácil es arrojarlo, de forma incontrolada, al primer sitio que se “nos ocurre” y ahí empieza el drama. Hay en el mundo y sobre todo en Asia, los mal afamados “ríos de plástico”: Indo, Ganges, Mekong. Tampoco debemos olvidar que los filtros de los cigarrillos constituyen un elemento altamente contaminante, son plásticos y como tales, no se degradan. Cada año, en las playas, cuando se acondicionan para una nueva temporada, aparecen bajo la arena miles de restos de boquillas y eso constituye un problema añadido.
En Hawái las playas contienen un 15% de plásticos no recuperados y aquí subyace uno de los problemas, la falta de sistemas de “Gestión de Residuos” y los países emergentes son los principales focos y generadores de este problema pues muchos de ellos ni pueden prescindir del uso, ni disponen de medios para implantar sistemas de gestión de esos residuos y para mayor y aún peor escenario, nuestros mares y océanos actúan como auténticas “cintas trasportadoras” de todos estos indeseables productos, de tal forma que favorecen la dispersión de los mismos, trasladando la contaminación de un lado a otro. Para ello se deben, de forma ya urgente, sino es que ya llegamos tarde, establecer planes de mejora y pasan por: Reducir la producción de aquellos plásticos más dañinos o cuando menos restringir su uso, favoreciendo su sustitución por elementos menos perjudiciales o reciclables. Ya se han publicado normas y leyes que prohíben o prohibirán el uso masivo de bolsas, vajilleria de plástico, envases, etc. Buscar otros elementos como el vidrio, el aluminio, el papel y cartón, que pueden sustituir a los plásticos y permitirnos “seguir” con nuestro modo de vida, y aquí nos encontramos con otro problema, el económico. Los “intereses” de los grupos de presión económica no ven rentabilidad en ese cambio y por ello no aceleran ese otro uso más ecológico. El reciclaje, una forma sutil y eficaz de mejorar o paliar el problema pero aquí nos volvemos a encontrar con el obstáculo ya mencionado, “no compensa”, hay demasiada opacidad en los sistemas de gestión de residuos. Se sigue discutiendo sobre la rentabilidad del reciclaje y eso es fatal para nuestro medioambiente, este no espera, sigue quejándose.
Otra solución, drástica, pero utilizada por algunos países, como Kenia, es aplicar directamente prohibiciones de uso y a la vez favorecer o premiar el reciclaje, En definitiva hay que urgir y exigir a los Gobiernos que adopten urgentes medidas correctoras. Siempre será “menos malo” controlar nuestras basuras y el llamado tercer mundo ya va agudizando “su ingenio” en el ámbito de la Gestión de sus residuos.
Se debe, en definitiva, seguir buscando soluciones imaginativas, urgir a los gobiernos que implementen todos sus recursos disponibles en esta materia sin escatimar los esfuerzos y eliminar trabas burocráticas. La idea de los “basureros controlados” es una de las ideas menos malas, pero siempre la mejor idea será la de limitar en lo posible el uso indiscriminado de los plásticos, racionalizar su uso. No se debería tener que volver a ver escenas de ballenas “envueltas” en plásticos, tortugas alimentándose de esos mismos plásticos o sufriendo por haber aspirado por sus fosas nasales una pajita de refrescos y ver como los veterinarios deben extraérsela. Son imágenes impactantes y que deben inclinarnos a la reflexión.
Nuestra ponente nos pintó un mundo, cuando menos con un futuro complicado con tintes dramáticos, el tema es muy serio y con seriedad debe la Sociedad abordarlo y es tarea de todos nosotros colaborar, pero las autoridades deben poner su parte.
Se sigue detectando el problema de la segregación de residuos, el ciudadano, en demasiadas ocasiones percibe y se encuentra con flagrantes contradicciones en normas y prohibiciones, pero luego esas peticiones de separación de residuos y su gestión no se ven avaladas por las actuaciones de los poderes públicos y aquí volvemos a topar con el problema.
No debemos los ciudadanos bajar la guardia, debemos ser adalides del reciclaje, ya que nuestros “jefes” hacen caso omiso, en muchas situaciones; adelantémonos nosotros. Es nuestro mundo y nuestro futuro. El ASUNTO es muy serio y no parece que hayamos tomado conciencia plena.
Felicitamos desde esta tribuna de “La Fragua de Laguna” a nuestra ponente por su magnífica disertación, su desinteresada presencia y esperamos que del debate entablado en la jornada podamos extraer conclusiones y todos nos pongamos “manos a la obra”. El futuro de nuestro planeta está en juego y nosotros tenemos suficientes cartas en nuestras manos para que ese “juego” sea eficaz. La labor es ardua pero animamos a Carolina y otras muchas más personas como ella, divulgadoras impenitentes de esa doctrina que llamamos ECOLOGIA.
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