
Otros libros comentados:
· Quince días de agosto, de Iria Serrano Medinae
· Carmilla, de Sheridan le Fanu
· Mal de piedras, de Milena Agus
· La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe
· Tus pasos en la escalera, de A. Muñoz Molina
· Carta de una desconocida de S. Zweig, y El honor perdido de Katharina Blum de H. Böll
· La dependienta, de Sayaka Murata
· El silbido del arquero, de Irene Vallejo
· Tres días y una vida, de Pierre Lemaitre
· Sinuhe el Egipcio, de Mika Waltari
· Lección de anatomía, de Marta Sanz
· Pastoral americana, de Philip Roth
· El orden del día, de Eric Vuillard
· Medio sol amarillo, de Chimamanda Ngnozi Adichie
· El Jarama, de Rafael Sanchez Ferlosio
· El gigante enterrado, de Kazuo Ishiguro
· Todo cuanto ame, de Siri Hustvedt
· Canada de Richard Ford y Libertad de Jonathan Franzen
· Memorial del convento de Jose Saramago
· Intemperie de Jesús Carrasco
· En la orilla de Rafael Chirbes
· Suite Francesa de Irene Nemirovsky
· ¿Por qué fracasan los países? de Daron Acemoglu
A continuación publicamos una reseña del último libro leído en el taller de lectura del Ateneo Socio Cultural de Laguna de Duero. Desde esta página animamos a todas aquellas personas interesadas en compartir sus experiencias con la lectura a participar en el taller. Quien desee más información puede solicitarla en la siguiente dirección de correo electrónico: ateneosclaguna@gmail.com
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Autor del artículo: Javier Noriega
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El velo pintado, del británico W. Somerset MAUGHAM, es la segunda de las lecturas de esta nueva convocatoria del Taller de lectura del Ateneo SC. Publicada en 1925 se hizo nueve años más tarde una adaptación cinematográfica, al parecer muy exitosa, cuya protagonista fue, ni más ni menos, Greta GARBO. A pesar de ser autor de cerca de 180 obras de narrativa y de teatro era un autor desconocido para la mayoría de los componentes del grupo de lectura.
El velo pintado se lee con gran facilidad. Es la historia lineal de una joven inglesa de clase acomodada cuyo único objetivo en la vida consiste en casarse con un buen partido, un joven guapo, rico y divertido. Como corre el riesgo de que su hermana menor se case antes que ella (¡qué desdoro!) acaba eligiendo lo primero que se le ofrece.
Este es el planteamiento inicial y por él transcurre toda la historia. Plana. Lineal. Ninguna profundización en el acercamiento psicológico de los personajes. Buenos y sacrificados (las abnegadas monjitas que en medio de una epidemia de cólera en la China profunda no dudan en mantener un orfanato e ir muriendo como moscas mártires). Malos y taimados (el amante de Kitty, la protagonista, hombre encantador que no duda en abandonarla dos veces antes que perder su posición social y su ascenso en un Hong Kong colonial). Y un marido, Walter, que no se sabe si es bueno, malo o todo lo contrario: soso, introvertido, aparentemente indiferente pero que no duda, en el único arranque de carácter, en llevar a su mujer al interior de China donde una pandemia de cólera diezma a la población. Y luego están los chinos, que sólo sirven para morirse… (de cólera)
De la época de la narración sólo sabemos que ha habido una gran guerra previa, suponemos que la 1ª Mundial, y que el lugar en el que se desarrolla la acción es el Hong Kong colonial de la zona británica. Los valores que transmite la novela son claramente decimonónicos, trasnochados, característicos de una sociedad que no ha experimentado los desgarros y los traumas de la Gran Guerra, más propios de una sociedad noble o pseudo noble, aristocrática, que de una burguesía funcionarial.
Ya en los años 20, época de escritura de la novela, y bastante antes también, el acercamiento al proceso de evolución del personaje era algo común en los novelistas. Los acontecimientos ocurren de forma efectista y sin planteamiento previo: repentino descubrimiento de la infidelidad de Kitty y Charlie; repentina decisión de traslado –sin opción para ella- a Mei Tan Fu, epicentro de la pandemia; repentina muerte de Walter; repentina aparición de Doroty, esposa de su amante; repentina muerte de su madre. Todo tiene un aire fácil y gratuito, efectista, para que la lectura resulte fácil y la escritura también. Si consideramos que Somerset MAUGHAM murió con 91 años, que comenzó a publicar a los 23 años, que escribió unas 180 obras entre narración y teatro (sin incluir artículos y otras formas de escritura) podemos concluir que no le debió quedar mucho tiempo para corregir y pulir.
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