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La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares

A continuación publicamos una reseña del último libro leído en el taller de lectura del Ateneo Socio Cultural de Laguna de Duero. Desde esta página animamos a todas aquellas personas interesadas en compartir sus experiencias con la lectura a participar en el taller.  Quien desee más información puede solicitarla en la siguiente dirección de correo electrónico: ateneosclaguna@gmail.com

 

Autor del artículo: Javier Noriega Molinos

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Primera de las dos lecturas del último mes, La invención de Morel (El País, Clásicos del S.XX, Madrid, 2003) es una novela del argentino Antonio BIOY CASARES (Premio Cervantes 1990) publicada por vez primera en 1940. Dedicada a su gran amigo y compatriota Jorge Luis BORGES, que consideró este libro como el mejor del autor y uno de los mejores en español, con sus 155 páginas está considerado el primer libro de literatura fantástica en español.

Con la creación inicial de una narración y de un clima confusos para el lector, de un escenario poco comprensible y una trama irreal mediante la cual un narrador en primera persona da cuenta al lector de que es un condenado a cadena perpetua, prófugo huido por mar y llegado hasta el escenario que nos describe: una isla minúscula, insalubre, en medio del océano y sin contacto alguno con la civilización. Todo esto contribuye a crear un universo onírico pero creíble en el que aparecerá algo más increíble que el descrito en la presentación. Algo que, por otra parte, es común a toda literatura fantástica (ej. El Señor de los anillos, de TOLKIEN) Se trata de desubicar al lector para hacer verosímil lo relatado a continuación.

Del protagonista-narrador, el fugitivo, lo desconocemos todo: el nombre, la edad, la fisonomía, el delito cometido, las circunstancias de su fuga. Sólo sabemos que ha huido de una condena a cadena perpetua. Es una forma magistral de mantener el suspense si dar indicios ni pistas. La situación previa del narrador-protagonista se mantiene igual a lo largo de todo el relato. Y una isla constituye, al igual que un desierto, el universo más abierto y al mismo tiempo más cerrado que pueda concebirse. El protagonista, que huye de una prisión, se confina en otra sin puertas, cerraduras ni barrotes. Sin guardianes. Y allí BIOY CASARES va a plantear al lector temas básicos de la condición humana.

En primer lugar el tema de esencia y la apariencia, el ser y el parecer, que se remonta al menos a PLATÓN (El mito de la caverna), así como la ausencia de límite entre la realidad y el sueño o, lo que es lo mismo, entre realidad y apariencia. Es decir, la confusión entre lo que transmiten los sentidos y la propia realidad. Porque, ¿qué es la realidad? De hecho, el protagonista hacia la mitad de la novela analiza las distintas posibilidades de su propia existencia y la de los ocupantes-visitantes de la isla: si es él el invisible como consecuencia de la peste y sus efectos, si las apariciones son seres de otra naturaleza, si se trata de una aberración del sueño o si los intrusos son muertos. Y todo ello para que el autor pueda continuar con la trama de la novela desde una posición intelectualmente coherente, maravillosa forma de mantener el suspense sin tener que dar al lector indicios ni pisas durante más de la mitad de la novela.

En segundo lugar, se encuentra el tema del amor y la naturaleza del mismo, tema presente desde los primeros textos conocidos, desarrollado desde el siglo XII tal y como nosotros lo conocemos (Chrétien de Troyes y Leonor de Aquitania, el amor cortés), y eje de buena parte de la literatura tanto occidental como oriental. En el caso de BIOY CASARES la inalcanzabilidad del amor y la soledad que provoca es uno de los ejes de esta novela y el desencadenante, junto con la naturaleza del mismo, del desenlace.

Y en tercer lugar, la posibilidad de alcanzar la inmortalidad, tema que conforma uno de los principales motores del hombre consciente, de su realidad y de su vida. ¿Qué representan si no las religiones, los enterramientos, más que un deseo de conseguir otra vida –definitiva y no finita esta vez- después de la muerte? Lo sorprendente en BIOY CASARES es el anticiparse a lo que hoy en día está tan próximo y de moda: la realidad virtual, los hologramas. Gran número de obras literarias (ej. Fundación de I. ASIMOV) y cinematográficas se han realizado sobre el tema.

Los miembros del Grupo de Lectura encontraron que la cuarta parte de la novela, desde el momento en que el autor descubre la trasera de la urdimbre, la naturaleza de las apariciones, pierde algo de la tensión. Del mismo modo consideraron que el principio, dado que la novela comienza por el final, es desconcertante, lo que seguramente BIOY CASARES consideraría un halago.

Por último decir que La isla del doctor Moreau, de G.H. WELLS está considerada como el antecedentede la novela de BIOY CASARES.

5 pensamientos en “La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares

  1. Excelente reseña; dinámica y filosófica…

    ¿Qué es la realidad? Según Heisenberg y su Principio de Incertidumbre, «No conocemos la realidad, sino la realidad sometida a nuestra manera de interrogarla»… Ergo, se podría decir que existen tantas realidades como observadores…

    La novela pareciera tener muchos » ecos» existencialistas…

    Saludos

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