Autor del artículo: Andrés Hombría

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La actualidad política parece marcada por los dos ciclos electorales que tendrán lugar este año en nuestro país. En ellos la ciudadanía podrá elegir a sus representantes en municipios (en mayo) y en el Congreso y Senado ( con toda probabilidad en el último trimestre del año). También en mayo en la mayoría de las comunidades lo hará para sus respectivos gobiernos autonómicos. Las excepciones serán aquellas que tienen “autonomías de primera” (Comunidad Autónoma Vasca, Navarra, Galicia, Cataluña y Andalucía), que siempre consideraron que celebrar al tiempo las elecciones municipales y las de los parlamentos autonómicos de alguna forma tendía a devaluar la importancia de éstos, y Castilla y León. No creo que sea necesario explicar dicha singularidad. Varias de las “comunidades de segunda” han aprobado leyes que facultan a sus gobiernos para disolver sus parlamentos y convocar elecciones a ellos. En algunos casos las normas electorales correspondientes establecen que los nuevos electos lo serán por lo que quede de los cuatro años. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que volverá a elegir su cámara legislativa. No lo es sin embargo en nuestra comunidad, en que las elecciones de febrero del año pasado no obligan a otra convocatoria hasta 2026.
Lo primero que podemos preguntarnos es si, en el ámbito del conjunto del estado, el resultado de estas elecciones va a ser muy determinante para lo que queda hasta las elecciones generales y para el resultado de éstas. Sin duda van a ser importantes, pero, en mi opinión más como síntoma que como factor de cambio. Tengo la sensación que el grado de polarización política que vivimos hará que la mayoría del electorado vote más pensando en el gobierno central que en quien gobernará su ayuntamiento o su autonomía. De hecho un partido “de los grandes” como es Vox ha elaborado no un programa marco, sino un programa plantilla tan ausente de propuestas propiamente municipales que sirve tanto ( o tan poco) para Sevilla que tiene 685000 habitantes, como para Segorbe que tiene 9150 como para Sequeros que solo cuenta con 232. En el caso del PP, con mayor implantación territorial y por tanto con mayor capacidad de recoger demandas locales su uniformidad no es tan grande, a pesar de lo cual tengo la sensación de que la campaña del conjunto de la derecha política va a girar más sobre la supuesta ilegitimidad del gobierno central que sobre las carencias de los municipios y los proyectos de las comunidades en que hay convocadas elecciones autonómicas. En cierto sentido el ejemplo de la campaña de la sra. Díaz Ayuso en los pasados comicios madrileños va a ser, me temo, el que va a marcar el tono de la derecha en éstos. Visto el resultado de dichos comicios, creo que una medida prudente por parte de la izquierda en su conjunto sería intentar conducir el debate a los problemas específicos que puede abordar la institución para la que se va a votar. Ello será más sencillo allá donde en el centro del debate haya un “tema estrella” (más o menos pisos turísticos en las localidades de costa, soterramiento necesario o imposible en Valladolid…) y mucho más difícil en municipios como el nuestro en que en apariencia no hay nada específicamente local que despierte tantas pasiones. En cualquier caso de aquí a las generales el panorama de las fuerzas políticas en liza puede cambiar tanto, que creo que las fuerzas progresistas deberían centrarse en obtener un buen resultado en mayo y esperar a que estas elecciones pasen para empezar a pensar en las futuras generales.
Ciñámonos ahora un poco más a nuestro territorio. Una primera constatación es que en Castilla y León el espacio político a la izquierda del PSOE* parece más despejado que en otras partes. Ni existen fuerzas políticas significativas específicamente “castellanistas”(sí las hay “leonesistas”, pero creo que se ubican en el espacio electoral de la derecha), ni aquí tenemos “MÁS nada”**. Es decir, sumamos poco, pero tampoco dividimos. Siempre es un alivio: cuando los Monty Python en la película “La vida de Brian” hacían chistes sobre el enfrentamiento entre el Frente Judaico Popular y los disidentes del Frente Popular de Judea, no ejercían de humoristas sino de notarios.
Centrándonos aún más en Laguna, estas elecciones presentan una novedad. La aparición de otra “candidatura independiente”***, surgida, aparentemente, de una escisión del PP local. Dada el carácter casi absolutamente proporcional del modelo electoral cuando, como es en nuestro caso, hay 21 escaños para ocupar, lo único relevante es si esta nueva candidatura logrará más del 5% por debajo del cual no se entra en el reparto. Si me pidieran una predicción, me lo tendría que jugar a cara o cruz. Me parece más difícil que consiga “pasar el corte” la candidatura de Ciudadanos, lo que puede favorecer algo tanto al PSOE como a la candidatura de IU-Podemos-TLP., pues la experiencia nos dice que la presencia de una o dos fuerzas en la banda del 3-4,5% favorece a aquellas fuerzas que se mueven en un espacio política sin ninguna coincidencia con aquellas.
Quisiera , por fin, señalar los puntos sobre los que me gustaría que se centrara el debate entre las candidaturas. El primero y fundamental en toda población en el área de influencia de una ciudad que es doce veces más grande y que además tiene otras poblaciones satélite importantes es el transporte público. Sé que muchos dirán que la organización del transporte en el ámbito metropolitano no es una competencia municipal y en buena medida es cierto. Pero también parece claro que los gobiernos autonómicos se interesan más por mejorar dicha red si los ayuntamientos les “dan la lata” con ello. El tema tiene además un segundo aspecto sobre el que se habla menos, que afecta más a las necesidades de transporte que a la oferta de éste. Si Laguna es, con mucho, el municipio más grande de la provincia sin piscinas cubiertas públicas, quien quiera aprender a nadar se irá a alguna de las de la Fundación Municipal de Deportes de Valladolid, con la consiguiente pérdida de tiempo y necesidad de desplazamiento. Si carecemos de una Casa de la Juventud, estamos obligando a nuestros jóvenes a moverse para su esparcimiento; eso empobrece la vida de Laguna, acentúa más su carácter de “ciudad dormitorio”y aumenta la demanda de transporte. Si el centro de la villa tiene aceras tan estrechas que es casi imposible circular por ellas con un coche de niño, las posibilidades de ocio se reducen mucho y la vida comercial del centro desaparece. El ejemplo de Valladolid, en que la progresiva peatonalización de varias de sus calles céntricas ha mejorado la habitabilidad, potenciado la vida comercial de dichas calles y disminuido el uso del coche debería hacernos reflexionar. Tenemos que mejorar el transporte en el área metropolitana, pero además tenemos que hacer menos necesario su empleo. Laguna tiene un tamaño suficiente para soportar un comercio diversificado que, además, disminuiría sustancialmente las necesidades de movilidad con vehículo. El segundo tema que me gustaría pues que se abordara es el de los equipamientos culturales y deportivos, cuya insuficiencia es notoria, empobreciendo la vida del pueblo y aumentando las necesidades de desplazamientos. Por fin, y para no resultar pesado, me gustaría referirme a un tema que me preocupa en particular, que es el de la calidad del agua. Es ese un problema que compete exclusivamente a nuestro ayuntamiento y cuya solución no tiene un coste desmesurado. No hay imagen que identifique mejor a nuestro pueblo que las filas de compradores en los supermercados acarreando garrafas de agua mineral. Además del coste para las economías domésticas, el hecho tiene una gran importancia ecológica. Las aguas embotelladas más baratas cuestan mil veces más que la del grifo. La mayoría del sobrecoste es de transporte y envasado. Nuestra agua corriente proviene de los mismos embalses que la de Valladolid. Allí la mayoría de la gente ( si juzgo por la observación en los supermercados) bebe agua del grifo, porque las instalaciones potabilizadoras cuentan con filtros apropiados. Supongo que hay muchos más problemas que habría que abordar, pero, como siempre, creo que ya he abusado demasiado de su paciencia. Que tengan una bonita y, si es posible, no muy agobiante primavera.
*) No creo que sea descubrirles ningún secreto señalarles que es en el que yo mismo me sitúo.
**) Que no es lo mismo que “no tenemos más nada”, que suena a lamento tanguero.
***) Cuando alguien me dice que es “independiente” siempre me pregunto de qué o de quién es independiente.